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RELIGIOSOS INSIGNES 367 3 . Uno de los cronistas primitivos califica al mencionado P. Fran­ cisco y al P. Juan de Viliafranea, del que nos vamos a ocupar, de «varonas de macha santidad y raros ejemplos», y añade que, si del P. Francisco se había escrito su biografía, «del P. Fr. Juan se podría hacer la misma diligencia, que no menos lo merecía su gran celo y santa vida» ( 29 ). Su nacimiento tuvo lugar en 15 76 . Fué «caballero bien nacido, na­ tural de Viliafranca de Vizcaya; vino a este reino de Valencia con los señores condes de Benavente, cuando vinieron el año 1597 por vi­ rreyes de él, a quien sirvió de secretario de cifra y de quien fué muy querido por su calidad, buen proceder y fiel trato y mucho más por su mucha virtud de que trataba, aunque caballero mezo» ( 30 ). Tomó el hábito capuchino en Valencia el 1 1 de junio de 1 6 0 1 . Por su mucha virtud y prudencia le obligaron pronto ios Superiores a aceptar el cargo de Guardián del convento de Ollería, que desem­ peñó dos veces consecutivas y en el que aun estaba cuando el P. Po­ licio le llevó consigo a la fundación de Madrid ( 3 1 ). Hay que contarle, consiguientemente, entre los fundadores de nues­ tra Provincia de Castilla, y por cierto no de los menos principales. £1 fué el primer Superior del convento de San Antonio del Prado, y en ese cargo siguió hasta febrero de 1 6 1 7 . Pero además: vino a ser como el lugarteniente del P. Comisario, Serafín de Policio, primero al tener éste que ausentarse a Valencia, por ser Superior Provincial de allí, y luego por estar muy enfermo de la gota. De tal manera que sobre el P. Juan recayó el peso del gobierno del convento de San Antonio y también el de toda la Custodia en muchas ocasiones ( 3 2 ). Así fué parte muy principal para echar los fundamentos de la Provincia de Castilla en la mayor pobreza, observancia regular y extremado rigor de ayunos y de vigilias, de casi perpetuo silencio, de vida recogida, hasta el punto de que no se trataba con seglares ni salía del convento sino para cosas muy necesarias, y siempre con los pies descalzos, sin permitirse siquiera las sandalias ( 33 ). Era, por otra parte, muy celoso del culto divino y de que el rezo en el coro se llevase con mucha pausa y gran solemnidad. recchi reiigiosi di delta Prov. \Valetiza] per opera del P. Francesco de Sevigiia, De- finitore. —Vol. en 8 .“ de 142 folios (Cfr. Ibid.). ( 29 ) F. d e G ra n a d a , o. c. pp. 5 0 -5 1 . Hablan también del P. Juan de Villa- franca las Crónicas Capuchinas, Parte cuarta, pp. 3 3 8 -4 0 . — Biografía hispano-capu- china, pp. 4 3 8 -4 4 0 , qu e no hace sino copiar las Crónicas.— A lic a n t e , ms.pp. 6 3 4 - 641 .— M o n z ó n , ms. c., pp. 3 3 5 -3 4 0 . — Bullarium O.F. A i. C a p V, p. 364 . ( 30 ) Alicante, ms. c., pp. 634 - 35 . (31) Ibid. ( 32 ) Ibid. (.33) Ibid-

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