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OTRAS CLASES DE APOSTOLADO- 347 Culto extraordinario recibía también el llamado Cristo de La Pa­ ciencia, uno de los de mayor devoción en la corte, así como el Cristo de la Salvación (49a), que se veneraba en la iglesia del Prado, donde se tenían solemnes novenas a San Antonio, se celebraban con gran pompa todos los martes del año, etc. Lo propio se diga de Toledo, donde se hacían grandes fiestas en honor de Sta. Leocadia, de San Antonio y de San Cosme y San Damián, cuya Cofradía conserva­ ron los Capuchinos a! hacerse cargo de dicha iglesia en 1651, pero que al fin de cuentas vino a ser una excepción por entonces, ya que los Capuchinos no las tenían «por no ser de nuestro instituto el tener tales congregaciones en nuestras casas», como dirá el P. Mateo de Anguiann (50). No obstante eso, a fines del siglo XVII, en 1693, se establecía en nuestra iglesia de San Antonio dél Prado la Congregación en honor del Eterno Padre, cuyas Constituciones habían sido debida­ mente aprobadas en agosto de dicho año, gracias al celo del P. Antonio de Fuentelapeña, promotor de dicha devoción a la primera Persona de la Sma. Trinidad (51). 5. Excepción fué también, aunque muy justa, la Orden Tercera. Nada decimos por ahora de lo que los castellanos trabajaron y lucharon para hacer triunfar la verdad de que los Capuchinos podían libremente dar el hábito de la Orden Tercera a toda clase de personas: consigna­ remos solamente que de hecho lo dieron, lo mismo a personas par­ ticulares que a los que formaron hermandades. Así, por ejemplo, en el convenio de Villarrubia se daba ya antes de 1642, derecho que de­ claró muy legítimo el Nuncio por su decreto del 17 de octubre de dicho año (52); lo mismo sucedía en el convento de Villanueva (53). En el convento de Laguardia, y al poco dempo de su fundación, tam­ bién se establecía la Orden Tercera y se señalaban algunos ejercicios (10 de enero de 1669) (54), ordenándose al mismo tiempo se designase un P. Ministro que diese hábitos y profesiones, llevase un libro con los nom­ bres de todos y que los primeros domingos de cada mes se hiciese la pro­ llama «lugar de ferviente devoción donde se venera un Cristo desclavado de su cruz, que hace frecuentes milagros». (49a) E l P. Bernardino de M adrid compuso en su honor: Novena de Salvación para los vivos y para los difuntos y el modo de hacerse, dedicada a la santa ima­ gen de la Salvación que se venera en la iglesia de San Antonio , jMadrid, 1788. (50) M s. citado .18.178, f. 2ó3r. (51) T o r r e c i l la , Propugnaculurn Ortodoxae Fidei, M atriti, 1698, p. 459-60. (52) Declaración per parte del Nuncio de que los Capuchinos pueden dar há­ bitos de la O. T ercera como los demás hijos de San Francisco (17 de octubre de 16 42; (A PC , 30/00073). ( 53 ) T o r r e c i l la , Apolcgema, o. c., p. 388, copiando su o b ra: Regla de la Tercera Orden elucidada. (54) Carta de los Superiores de Castilla (10 de enero de 1669) (A PC , 25/00056).

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