BCCCAP00000000000000000000155

LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA compuso un Manual de advertencias y devotas aspiraciones muy pro- vechosas para el artículo de la muerte, recopiladas de muchos autores que de esta materia han escrito, año de 1653 (43). Notable es también, por no citar más, la obra del P. Juan de Santiago: Recuerdo de dor­ midos : rejugio de atribulados : socorro de agonizantes, en breve manual de advertencias y devotos afectos, útilísimo para prevenir en vida una acertada muerte y alentar a los que se hallan en su último trance, Ma­ drid, 1672 (44). También se extendía el apostolado de los Capuchinos a los hosoi- tales y cárceles. El P. Vellisca señala que el apostolado de los Capuchi­ nos atendía también a «asistir a los hospitales... al hospicio... y a la galera» (casa galera o cárcel) (45). Y sabemos, entre otros casos, que en 1672 los Capuchinos del convento de La Paciencia iban todos los martes a confesar los enfermos del hospital de la Pasión (46). 4. Zvtas no se vaya a creer por eso que descuidasen el culto en la , propia iglesia. Procuraron también en ellas atender a las necesidades de los fieles y acomodarse a ellos, sobre todo en el horario de las Misas. Así solían éstas comenzar en nuestras iglesias a las seis, pero en los días de fiesta o cuando había gran concurso de gente, se debía decir una misa durante la oración de la Pelde, o sea a las cinco y cuarto, Y en los conventos de mayor culto, como el del Prado, La Paciencia, etc., las. Misas se decían sin interrupción hasta muy tarde, incluso hasta el me­ diodía, aunque no fuesen días festivos; asimismo en los conventos de poco culto, por ejemplo el de El Pardo, también se debía decir diaria­ mente, por lo menos, una misa a las diez (47). En varias festividades más solemnes del año estaba prescrito se cantase la misa conventual (48). Culto por otra parte verdaderamente extraordinario se daba en el convento de El Pardo al Smo. Cristo, ya desde que fué llevada la vene­ randa imagen en 16x5 (49}. ( 43 ) A . A V a le n t ía , o. c., p. 49. Se conserva ms. en la B . Nacional de Ñ á­ pales juntamente con esta ob ra: Christiano recuerdo para moverse el alma a con­ trición de sus culpas, discurrido por el M. R. P. Fr. Basilio de Zamora... a petición de un pecador arrepentido. (44) E s obra postuma, a! decii del F. T o r r e c i l la ( Apolosema , p. 169). Otros Capuchinos españoles escribieron también sobre el mismo tema, entre ellos el P . B a ­ s i l i o d e T e r u e l, de la Provincia de V alen cia: Ejercicio y modo de ayudar a "bien morir, V alen cia; P. P a b lo d e A lic a n t e , también de la Provincia de V alen cia: El buen amigo de la muerte , impreso en V alencia; y el P. F é li x B r e t o s d e P a m p lo ­ n a , de la Provincia de N av arra: Consuelo de agonizantes y alivio de asistentes. (45) Carta citada en la nota 36. (46) J o sé d e N á je r a , Espejo místico, o. c., p. 117 . ( 47 ) E D , p. 7 1. ■ . (48) A sí lo determinó la Congregación definitorial de 1643 (ED , p 28) v el Capítulo Provincial de 1687 (VA , f. 191.). ( 49 ) C fr. C o n d e sa D ’A u ln o y , Un viaje porEspaña en 16 79, «Ediciones L a Nave», M adrid (s. a.), p. 386. Hablando de su visita al convento de E l Pardo, le

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz