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338 LA PROVINCIA DE F F. MM . CAPUCHINOS DE CASTILLA muy provechosos para las almas» (50), y, finalmente, el P. Basilio de Zamora. Ni quedaría completa esa lista sin los nombres de aquellos que se dedicaron muy especialmente a misionar en los pueblos de Castilla, como fueron el P. Félix de Alamín, celoso Misionero Apostólico, en cuyo ministerio pasó muchísimos años, muriendo nonagenario; el Pa­ dre Angel de Madrid, que recorrió, en sus excursiones apostólicas, Vizcaya, obispados de Valíadolid, Salamanca, Avila, Zamora y otros, y, no contento con ello, incitaba a los demás a que también se dedi­ casen a la predicación de misiones por creerlo muy propio de nuestra Orden (51); el P. Manuel de Vitoria, que a la nobleza: de sangre jun­ tó la santidad de vida y, celoso de la salvación de las almas, recorrió numerosos pueblos de ambas Castillas (52); el P. Francisco de La Mota, docto teólogo y moralista, misionero entre infieles y luego no menos celoso entre fieles; los PP. José de Valderas, Rafael de Pinto y Miguel de Valíadolid, los tres Misioneros Apostólicos; y por fin los PP. Pedro de Osma, José de Illescas, Antonio de Oporto, Francisco de Esquivias, etc., etc. 7. Algo diremos, finalmente, de los que en este siglo XVII fueron honrados con el título de Predicadores de S. M. La mayor parte de los nombres van ya citados. Podemos decir que desde 1630 hubo en Castilla uno al menos que ostentó ese título; y casi siempre tres y cuatro. Pero desde 1677, por orden del rey, solamente podían ser tres de la misma Orden y al mismo tiempo (53). Sin embargo, y no obs­ tante esos títulos, en nuestra Provincia no se les concedía privilegio alguno comc- tampoco precedencia. Es más: la mayor parte llevaba dicho título ad honorem pero sin gajes, es decir, sin paga, que era al año, ?egún recibos del P. José de Madrid, sesenta mil maravedises (54). Y ahora una pregunta para cerrar este capítulo: ¿Se dedicaron nues- tios predicadores ya en el siglo XVII a dar también Ejercicios espi­ rituales? Pocas noticias a la verdad poseemos sobre el particular. Sólo sabemos que el P. Gaspar de Viana dió a la prensa un opúsculo de Ejercicios espirituales, que se imprimió en Bruselas, según testimonio del P. Torrecilla, y que él había visto personalmente (55). Asimismo el P. Mateo de Ánguiano tenía compuesto en 1701 un tomo en octavo, titulado Remedio de distraídos y antídoto de virtuosos , con la práctica (50) T o r r e c i l la , Apelogema, o. c., p. 167. L a s obras son las arriba men­ cionadas. (51) A n g u ia n o , m s. c., f. 262V. (52) A n g u ia n o , Vida del Capuchino español, o. c., p. 273. ( 53 ) Orden del rev (5 de julio de 1677) (A PC , 6/00042(37). (54) Archivo del Palacio N . de M adrid.— Personal.— M -3. (55) T o r r e c i l la , Apologenia , o. c., p. 140. N o hemos podido encontrar ejem ­ plar alguno.

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