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3 3 2 LA PROVINCIA DE FF. MM . CAPUCHINOS DE CASTILLA que duraban quince días. Durante ellos debían exponerse las verdades eternas y asimismo explicarse la doctrina cristiana (19); solía hacerse con gran solemnidad el Viacrucis (20), establecerse congregaciones de penitencia, como Escuelas de Cristo o la Orden Tercera (21) y termi naban siempre con la procesión de la cruz, que revestía gran aparato, yendo en ella uno de los misioneros con pesada cruz a cuestas, acom pañado de numerosos penitentes que portaban la suya (22). Los.misioneros, entregados de lleno a su ministerio, salían entre año a hacer sus correrías apostólicas, que duraban varios meses, pre dicando así bastantes misiones seguidas, pero éstas no debían tener lugar en manera alguna durante el Adviento o la Cuaresma. Por lo demás, no será fuera de propósito el anotar que la predica ción de misiones populares se fué incrementando más y más en la Pro vincia, hasta el punto de que el P. Anguiano confesaba llanamente: «Verdaderamente nc se puede dudar ser (este santo ejercicio) el más propio de nuestro instituto y el más conforme a la imitación de Cristo Redentor nuestro» (23). Y que por otra parte era reconocido por el más útil, práctico y eficaz para remediar desórdenes, lo proclamaba poco des pués el gran misionero P. Manuel de Jaén, cuando así escribía: «Esta es la red barredera: las demás predicaciones y medios son santos y buenos; pero suele a veces ser guerra galana. En las misiones todo se descubre, y es como el ojo general; y allí fcriiter et smviter obra la divina gracia, lo que no puede ni la amenaza ni la excomunión» (24). 3. Sin embargo de lo dicho, no se redujo la predicación a solas !as misiones; es más: fueron más-generalizadas las otras clases de pre dicación. Y al examinar los sermones impresos que de aauellos tiempos nos quedan, llegamos a convencernos de que lo mismo predicaban pa negíricos, que homilías, que sermones de honras fúnebres, y, más que todo, sermones morales, ya que no puede negarse que aqueílos Capu chinos del siglo XVII prefirieron la predicación durante el Adviento (19) C fr. los m encionados docum entos del A P C , 2 8 /0 0 0 6 7 Y 2 800 070. (20) C fr. lo que dice el P. Anguiano del P. Angel de M adrid en el citado M s. 18 .178 , f. 2Ó3r. (21) A sí lo hacían los PP. Angel de M adrid, Rafael de Pinto, Hermenegildo de M adrid, etc., como luego veremos. _ (22) E s interesante la descripción que nos hace el P. Anguiano de la proce sión hecha por el P. Angel de M adrid, como final de la misión en Salamanca. E n ella «iban unos disciplinándose, otros con cruces a cuestas, otros aspados y otros con otros géneros de mortificaciones, y en último lugar el P. F r. Angel con una cruz pesada al hombro, una corona de espinas a la cabeza y una soga larga al cuello y delante un muchacho tirando de ella. D e esta suerte concluía siempre sus misiones» (M;>. citado 18 .17 8 , f. 263V.). (23) A n g u ia n o , m s. c., f. 262V., en la vida del P. A n g el de M ad rid . (24) M a n u e l d e Jaén, O.' F . M . C ap ., Instrucción útilísima y fácil para con fesar..., M ad rid , 1820, p. 1 95-6.
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