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APOSTOLADO DE LA PREDICACIÓN 3 3 1 San Francisco» (11). Efectivamente: años después, en 1692, lo encon­ tramos ya en plena actividad apostólica en el convento de Valladolid con los Padres Antonio de Oporto y Francisco de Esquivias, misionando en Castilla la Vieja (12). A ellos se junta en marzo de 1693 P- Fran­ cisco de La Mota (13); en enero de 1695 <<se envió patente de misio­ nario al P. Fr. Pedro de Osma» (14) y en 28 de agosto de ese mismo año pide el P. José de Illescas «la gracia de dar por acabada su Lectu- ría por las, ansias con que deseaba darse a las misiones», gracia que le concedió la Definición, no obstante que le faltaban tres años (15). En cambio sabemos de otros que también solicitaron esa gracia y no se les concedió por no tener las dotes necesarias. Así, en octubre de 1695 «se le respondió por orden de la Rda. Definición a un memo­ rial que presentó el P. Fr. Agustín M.a de Granada en que mencionaba sus hechos y hazañas y habilidad para ser misionero, y no obstante tuvo la Definición por acertado el responderle se estuviese en su paz en el convento de El Pardo» (16). Por desgracia no conocemos los nombres de muchos otros misione- tos, tan ilustres como los citados, y que merecen aquí honorífica men­ ción, al igual que los PP. Félix de Alamín, Miguel de Valladolid, Rafael de Pinto, José de Valderas, etc., los cuales llegaron a obtener el título de Misionero Apostólico. El 8 de octubre de 1Ó95 se enviaba obediencia a Valladolid a los PP. José de Illescas, Francisco de Esquivias y José de Enalda para que hiciesen misión dentro y fuera de la Guardianía. Pero al mismo tiempo se les remitieron «Constituciones vistas y aprobadas por la Rda. Definición, que se hicieron para todos los misioneros, y las ori­ ginales se guardan en el Archivo y un tanto de ellas autorizado se dan a ios que se dedican a tan santo ejercicio» (17). Si conociéramos el texto de esas Constituciones, fácil nos sería determinar muchos interesantes pormenores sobre el modo de predicar misiones en aquel entonces. Sabemos, sin embargo, por las biografías de algunos misioneros, y por otros documentos (18) nos consta también. ( 11 ) Ibid., pp. 25-26. (12 ) Ibid., p. 34. (13 ) Ibid., p. 36. (14 ) Ihid., p. 45. (15 ) Ibid., p. 48. (16) Ibid., p. 50. (17 ) Ibid., p. 49. N o obstante nuestras muchasinvestigaciones, no hemos logrado dar con ningún ejemplar de dichas Constituciones de tan subido valor histórico. (18) Quince días duró la misión predicada por el P. Angel de M adrid en Salamanca. Quince días debían durar también las misiones que todos los años debían predicar los Capuchinos de Cubas, en Chinchón, según disposición del testamento de doña IsabelCabrera, vecina de dicha villa (24 de julio de 1722) (A PC , 28/00067 y 28/00070).

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