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324 LA PROVINCIA DE FF. MM . CAPUCHINOS D E CASTILLA los cuatro se echa de ver muy pronto, por cualquiera de sus páginas, sus muchos conocimientos de los caminos de la vida espiritual ascético- mística» (28). Ambas obras respiran «fragancias de devoción en orden a la tercera Persona» de la Sma. Trinidad (29), y al mismo tiempo hacia la Sma. Virgen, declarándonos con los mayores encomios las ex­ celencias de la esclavitud mariana que en el siguiente siglo el Beato Monfort propagaría en sus escritos, y juntamente echaba en cierto modo los fundamentos de la devoción al Sdo. Corazón de Jesús, que asimismo en el siglo XVIII culminaría en todo su esplendor. Lástima fué que el P. Zamora no haya podido darnos los otros dos tomos que promete en el primero y que habrían de completar su obra, digna de los mayores encomios (30). En 1685 publicaba el P. Antonio de Fuentelapeña la primera de sus obras ascético-místicas: Retrato divino en que para enamorar las almas se pintan las divinas perfecciones (31). Esta obra, por desgracia bastante poco conocida, escrita con admirable estilo, hasta el punto que el P. Mir pudo ponerla por modelo de descripciones y entre los «dechados de estilo clásico» y llamar a su autor «escritor atildado del siglo XVII» (32), nos describe con tan meridiana claridad y devota unción los atributos divinos, que el alma no puede leerla sin sentirse grata y suavemente atraída hacia Dios. Lo podríamos llamar «libro de meditación para las almas contemplativas», y a nuestro juicio pue­ de muy bien ser equiparado a otra obra de este género, debida á la pluma del P. Nieremberg, La hermosura de D ios. De aquélla pudo decir uno de los censores que era «testimonio claro del interior trato de su autor; pues quien así expresa los arcanos divinos y manifiesta los escondidos secretos de la Teología mística, bien convence, por lo que escribe de Dios, lo que le conoce, y de lo que le conoce, se infiere lo que le ama» (33). Años después, en 1701, publicaba el P. Fuentelapeña otro libro de este género, que tituló Escuela de la verdad (34). La obra debía (28) V . d e P e r a l t a , art. c., p. 353. (29) M . d e T o r r e c il l a , Apologema, o. c., p. 102. (30) A . d e Z a m o r a , La margarita preciosa, prólogo, alfinal. (3 1) E ! título completo e s: Retrato divino en que para enamorar las almas se pintan las divinas perfecciones con alusión a las facciones humanas, M adrifl, 1685. T u vo una segunda edición en 1688, que lleva e! mismo título, añadida, desde la p. 5 13 a 552, con un breve resumen de Teología mística con este encabezamien­ to: «Respuesta a Lucinda en que se la facilita el cam ino dej la perfección y se 1 c da noticia breve de todo él.» (32) J u a n M ir y N o g u e r a , Frases de los Autores clásicos españoles, M a d rid , 18 9 $ pp 561 y 802. (33) P. S e b a s t iá n V e l a r d e , de los Clérigos M enores, en Retrato divino , M a ­ drid, 1688, f. 7r. (34) Este es el título: Escuela de la verdad, en que se enseña a Lucinda y debaxo de su nombre a todas las almas, que tocadas de la hiz divina itspiran a la

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