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10 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA justamente en ese m om ento histórico se hallaba el P. Arcángel, al igual que el P. Juan, sumamente ocupado, ya desde 1 5 74 , en levantar el convento capuchino de Nápoles, llamado de la C on cep ción , cuando fué designado Com isario por el P. General, a fines de 1576 o, más probablemente, a com ienzos del siguiente año. Pronto se puso a buscar compañeros que quisiesen seguirle en su empresa y pronto también los encontró. Fueron éstos los PP. M ateo de Guadix y Serafín de Nápoles, Fr. Rafael de Nápoles, Corista, y los Hermanos Legos Fr. Pacífico de G énova y Fr. Querubín de N ápo­ les ( 2 4 ). Por una coincidencia providencial, en aquel entonces, febrero de 1 5 77 , el Marqués de Santa Cruz era llamado a España ( 2 5 ). Ninguna ocasión más propicia para pedir al de Bazán se dignase llevarlos en sus naves. Pero la estancia de D . A lvaro se prolongó todavía en Italia más de un año. Casi otro tanto se dem oró, a su vez, la venida de los Capuchinos. Por fin lograron embarcarse en los primeros días de 1 5 7 8 , pero n o en las naves del Marqués, sino en las del D uqu e de Sessa, que desde Puerto Hércules se dirigieron a España en ese tiempo, saliendo el 3 de febrero del m encionado año ( 2 6 ). L legaron a Palamós p o co antes de Resurrección. L o s Capuchinos se adelantaron a la escuadra y entraron en Barcelona el día de Pascua, que aquel año cayó el 30 de m a rzo; el 17 de abril entraba en el puerto de la Ciudad Condal el de Sessa con todas sus naves ( 2 7 ). La primera visita de los Capuchinos fué para el Sr. Obispo de la ciudad ; después se dirigieron en compañía de uno de los Concelleres ai convento de los Observantes, llamado de Jesús, donde fueron amable­ mente recibidos y hospedados. Pero pronto cambiaron las cosas; a la amabilidad sucedió la indiferencia y luego el desprecio. Sabedor el Sr. Obispo de lo que ocurría, les ofreció para habitación, aunque temporalmente, la casa rectoral contigua a la iglesia de San Gervasio, distante de Barcelona unas dos leguas. A llí vivieron algunos Es autor el P. Arcángel de un hermosísimo y clásico libro de poesías devotas, titulado Vergel de plantas divinas en varios metros espirituales, Barcelona, 1594, cuya descripción detallada puede verse en Estudios Franciscanos, X X V I I I , pp. 276-88. D . M iguel M ir en su obra Al pie del Altar, Devocionario clásico-poético, M adrid, 1902, ha recogido muchas de esas poesías. (24) Existe a'guna variedad o divergencia respecto a losnombres y condición de los que fueron por compañeros delP.A rcángel; pero creemos puede sostenerse en firme lo que aquí decimos. (25) R u b í, art. c., p. 380, nota 4. (26) Ibid., p. 526, nota 5. (27) V a ll a d o l id , o. c., en Estudios Franciscanos, V (19 10 ), pp. 472-3. Aunque en ¡as palabras del P. Valladolid parece advertirse alguna contradicción, es más bien aparente, como lo hace notar el P. R u b í, art. c., p. 522. L o que parece que intentaba probar sobre todo el P. Valladolid era que los Capuchinos habían veni­ do en 1578.

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