BCCCAP00000000000000000000155

ADM ISION Y FORMACION 2 9 5 2. No eran por otra parte pocas las diligencias que se hacían para la admisión de candidatos, sometiéndolos a un minucioso interrogato­ rio, exigiéndoles antes juramento de no encubrir la verdad (4). La admisión de los aspirantes para sacerdotes se hacía inmediata­ mente que lo pedían, por las causas que ya hemos indicado; para ello se delegaba a los respectivos Guardianes de Salamanca y Alcalá. En cambio, los aspirantes a hermanos legos eran admitidos por el P. Pro­ vincial, con la particularidad de que solamente podía haber cuatro de ellos, cuando más, haciendo al mismo tiempo el año de prueba, según era estilo de la Provincia, admitiéndose mayor número cuando había carestía de Hermanos (5). 3. Además: se hacían, durante el tiempo del noviciado, rigurosas informaciones, las que se llevaban a cabo según el siguiente método. Los dos Padres delegados debían hacer primero una información secreta, y, no resultando nada en contrario, se hacía la pública, comenzando por ver el libro de bautizados y sacar dos partidas: una, firmada del no­ tario, iría acompañando las- informaciones, y la otra se entregaría al pretendiente. Se examinaría luego el libro de casados para ver si los padres lo estaban legítimamente. Luego los testigos, que debían ser seis o siete, contestarían al interrogatorio, firmando sus respuestas junta­ mente con el P. Secretario, y esas certificaciones se enviaban al Guardián o Presidente del noviciado. Se amonestaba a los Padres informantes «reparen mucho en los defectos de sangre, linaje y oficios bajos, no se pierda entre nosotros la buena fama que tenemos en este punto entre religiosos y seglares, llamando a los Capuchinos caballeros pobres». Se hacían once preguntas, entre otras: si era legítimo, si los padres eran cristianos viejos, limpios de mala sangre y raza de judíos, moros, herejes, etc., y que no hubiesen tenido oficios viles; si tenía vocación, si en el siglo gozó de buena fama, si tenía enfermedad o achaque ha­ bitual, y, -sobre todo, se insistía mucho en la sexta pregunta, a saber: «Qué hacienda tienen los padres: si es suficiente para que lo pasen con decencia, sin necesitar de él en algún tiempo», pues de ello «se siguen, y aun hoy lloramos, muchos disturbios y escándalos en la Or­ den». «Acuérdense que prepondera más el lustre, esplendor, observan­ cia y santidad de la Orden, que el bien particular del novicio, y que importa poco tenga dos o tres sujetos más la Religión, pero importa mucho que se mantenga en la observancia y ejemplo que hasta aquí». Todos estos informes se hacían antes de profesar y debían ser conocidos por los religiosos del noviciado antes de admitir los novicios a la pro­ fesión (6). (4) A n gu ian O j Disciplina religiosa, o. c., p . 2. (5) V A , ms. c., p. 82. (6) «Métodos para hacer las informaciones nosotros los Capuchinos». M s., 2 ho-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz