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Ú L T IM A S F U N D A C IO N E S E N EL S IG L O X V II 273 La iglesia, levantada toda de nueva planta, fué quizás la mayor de toda la Provincia de Castilla. Tres puertas daban acceso al interior, que medía de largo nada menos que 44 metros, y de ancho, en el cru­ cero, 14. Aunque de una sola nave propiamente, tenía luego sus capi­ llas, formando cada una cuerpo aparte, con un total cada una de 6,50 metros de largo por 3 de ancho. En el altar mayor había un gran iienzo que cubría todo el frente, haciendo de retablo; representaba a la Vir­ gen poniendo en los brazos de San Félix de Cantalicio el Niño Jesús, circundado de ángeles que asombrados contemplan tan encantadora escena. En la fachada veíase también una imagen de S. Félix, grande y expresiva, colocada en su hornacina, y no faltaba la torre de espa­ daña, ccmo solían ser todas, sencilla y con su campana de reducido tamaño. En una de las capillas laterales, al lado de la Epístola, estaba la cripta, donde eran enterrados los religiosos, con su altar correspon­ diente para poder decir misa. Y en la iglesia había una verdadera pro­ fusión de cuadros e imágenes, que no bajaban en total de cuarenta, mereciendo especial mención las imágenes de talla de San Francisco, de San Antonio y de San Félix de Cantalicio (16). La iglesia se ha conservado en bastante buen estado y sin ser destinada a usos profanos. El convento era también espacioso; formaba un gran cuadrado, con su fuente y aljibe en medio, como era costumbre en todos los conventos capuchinos. Las celdas, en cambio, eran muy sencillas y muy estrechas; no faltaba tampoco su buen calentador, muy espacioso, con asientos de piedra alrededor. Aun se conserva el edificio casi como lo dejaron los Capuchinos, aunque con ligeras modificaciones con objeto de habilitarlo para escuelas. Tenía asimismo una importante y bien surtida biblioteca, cuyo catálogo se nos ha conservado, la que más tarde fué trasladada a la P>iblioteca Provincial de Toledo. Una de los mejores donaciones de libros fué la de «seiscientos veintiséis tomos», todos ellos en latín, en folio, octavo y cuarto, los que la reina viuda doña Mariana de Austria, madre de Carlos II, que tenía por confesor al capuchino P. Gabriel de Chiusa, había mandado dar a dicho convento de Esquivias y que fueron colocados en su librería en julio de 1726. La misma reina viuda hizo donación también de frecuentes limosnas e importantes reliquias (17). 2. F undación de H aro .—Fué ésta una de las fundaciones en que más se trabajó, aunque inúltimente, pues al fin de cuentas nada se consiguió. No sabemos de quién haya partido la idea de tal funda­ se halla e! convento de Esquivias en el Capítulo de 25 de mayo de 1725» (APC, 30/00113). (16) Catálogo de la biblioteca y cuadros de la iglesia y convento (1835?) (APC, 30/00098). ( 17 ) VA, p. 184 .

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