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Ú L T IM A S F U N D A C IO N E S E N F.L S IG L O X V II 271 esto solamente durante los diez primeros años, a partir del día de la toma de posesión; todo ello con el fin de ir formando un fondo común de unos cuatro mil ducados que luego se destinarían a la fábrica de convento e iglesia. Los religiosos, en cambio, se comprometían a aten­ der a los fieles en la administración de Sacramentos, asistir a los enfer­ mos y moribundos y a predicar en la parroquia, sobre todo durante la cuaresma (3). Esas condiciones fueron modificadas por tres veces, en 1704, 1718 y 1726, advirtiendo además que lo fueron precisamente porque la villa no cumplía sus compromisos, de lo cual ya se lamentaba amargamente en 1702 el P. Provincial, José de Santa Cruz, pues debido a eso no se había podido hacer nada en orden a la edificación del convento e iglesia (4). Entre las condiciones puestas por la villa se acordó también que los Capuchinos pidiesen las correspondientes licencias. Así lo hicieron y muy prontamente, logrando de Carlos II esa gracia el 12 de febrero de 1695'; en la misma provisión mandaba al Consejo de Castilla ex­ tendiese la correspondiente autorización y licencia, a lo que el Consejo puso ciertos reparos, entre ellos que primero debían obtenerse las li­ cencias del Ordinario y de las ciudades con voto en cortes (5). Y, no obstante que la provisión del rey era absoluta y no condicionada al citado parecer de las ciudades, a pesar de todo «el Consejo lo con­ tradijo el día 5 del presente mes [mayo] y se quedó suspenso el decreto» (6). Por eso prácticamente nada se hizo hasta obtener esos requisitos, y primeramente la licencia del Ordinario. F.egía entonces la diócesis de Toledo, a que pertenece Esquivias en lo civil y eclesiástico, el Carde­ nal Pcrtocarrerc, quien concedió su permiso el 15 de mayo de 1696, bajo condición de que el patronato se diese a la villa y que los Capu­ chinos viniesen obligados a predicar en la iglesia parroquial todos los sermones del año y principalmente durante la cuaresma, y asimismo a consolar y ayudar a los enfermos y moribundos. Los religiosos po­ drían elegir sitio que mejor íes pareciese para levantar convento e iglesia, de la que el mismo Cardenal señalaba por titular la Expecta­ ción de Nuestra Señora (7). Sin embargo de eso, sabemos que la igle­ sia llevó por titular San Félix de Cantalicio. Conseguidos también los votos de las ciudades y, por fin, nueva- (3) Escritura de fundación hecha entre el P. Miguel de Pinto, la villa y el Síndico de Capuchinos (6 de enero de 1695) (APC, 30/00102). (4) Carta del P. Provincial José de Santa Cruz (1702) (APC,14/00018). (5) Provisión real y cartas cruzadas entre el rey y el Consejo con ese motivo (junio de 1695, febrero y abril de 1696) (APC, 30/00101). (6) VA, p. 47. (7) Cfr. el original de dicha licencia (APC, 30/00103).

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