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G O B IE R N O Y VID A D E LA PR O V IN C IA 2 6 3 con fecha 4 de febrero de 1694 una carta pastoral «exhortando a los idigiosos a la unión» (18). También durante su provincialato se solicitaron dos nuevas fundacio­ nes: una en Esquivias, en 1694, y otra, por segunda vez, en la villa de Haro, pero solamente pudo lograrse la primera, no obstante haberse trabajado mucho y haberse dado muchos pasos en pro de la de Haro. Per otra parte la Provincia seguía distinguiéndose en el apostolado de la predicación. Se fué aumentando el número de misioneros del convento de Vailadolid, obteniendo algunos el título de Misionero Apostólico, entre otros el P. Miguel de Vailadolid. Y, aparte de los Predicadores del rey, que ya anteriormente hemos nombrado, obtuvie­ ron dicho título los PP. Bernardino de Madrid, Miguel de Pinto, Agus­ tín de La Nava e Ildefonso de Alcaraz (19). Asimismo en septiembre de 1694 se daba al P. Agustín de Campo el título de Calificador de la Inquisición (20). 3. En abril de 1695 se cumplía el trienio del P. Bernardino de Madrid y el 22 se celebró el Capítulo, en el que fué electo Superior de Castilla el P. Bernardino de Granada. Era este religioso de fervoroso espíritu y de grande humildad. Ha­ bía recibido el sacerdocio en 1676 y luego desempeñó los cargos de Vicario y Maestro de novicios en Salamanca, Guardián de Villarrubia y de San Antonio y, sin haber sido antes Definidor, fué elegido Pro­ vincial. Y en tal concepto debían tenerle por su mucha humildad, que, temiendo no aceptase el cargo de Provincial, si era elegido antes De­ finidor, no lo fué para este cargo, siéndolo para Provincial con dieciocho votos de los veinte vocales que asistieron (21). En dicho Capítulo se determinó que la oración que se tenía en invierno a media noche y en verano de diez a once del día, se mudase a las cuatro y media hasta las cinco y media de la mañana. Asimismo que se estableciesen Maestros de estudiantes «alegando las muchas ra­ zones que hay para ello»; pero esto no fué aprobado por el P. Ge­ neral, «atento a que no los había en Provincia alguna de la Reli­ gión» (22). También se aprobó unánimemente «se escribiese a la Sacra Congregación, pidiendo el permiso de recibir en esta Provincia los do­ nados», teniendo en cuenta la necesidad que se experimentaba de ellos. A todo accedió la Sda. Congregación en agosto de 1695 (23), gracia que más tarde concedió el Papa por un Breve que se recibió el 2 de (18) VA, p. 42. (19) ED , p. 107. El P.Ildefonso de Alcaraz lo debió obtener hacia 1692; cier­ tamente lo tenía ya en octubre del siguiente año. (20) VA, p. 45 - (21) ED , p. n i . Necrologio, p. 2. (22) VA , pp. 46-47. (23) Ibíd.y pp. 47-48.

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