BCCCAP00000000000000000000155

4 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA damiento, el Papa, con su Breve E xpon i nobis (25 de agosto de 1 5 36 ), venía a confirmar de nuevo la reforma de los Capuchinos ( 5 ). A pesar de todos los esfuerzos realizados para extinguir la refor­ ma primero y luego para impedir su propagación e incremento, es un hecho innegable que, a los pocos años de ser con ocida en Italia, llevó en pos de sí gran número de adeptos n o sólo entre los seglares sino aun entre los mismos religiosos. Y las mismas causas que en ello influyeron poderosa y d ica zm en ­ te hubieran tenido com o consecuencia la expansión y propagación a ctras naciones, si no se hubiera interpuesto el Breve de Paulo III, Dndum siquidem, del 5 de enero de 15 37 , por el que se prohibía ter­ minantemente y" bajo pena de excomun ión que los Capuchinos pasa­ sen los A lpes, es decir, se propagasen fuera de Italia ( 6 ). Quizás el Papa cedió en parte a extrañas presiones e influencias; al menos d ió así alguna satisfacción a los Observantes. D e todos m o ­ dos no puede negarse que con d icho Breve se amenazaba grandemente v aun se ponía en grave peligro la existencia de la nueva reforma, al no permitírsele fundar conventos fuera de Italia y consiguientemente limitando su expansión. 3 . A pesar de eso vino la realidad y vinieron sobre todo los he­ chos y las circunstancias a imponerse lógicamente, incluso contra el mencionado decreto pontificio. Consignemos para probarlo algunos he­ chos, precisamente concernientes a nuestra patria. N os referimos a lo que sucedió con los llamados Descalzos, por otro nom bre Alcantarinos, en 1 5 6 7 . Nacieron éstos en España del seno m ismo de la Observancia, pe­ ro luego pasaron a depender de los Conventuales con el fin de tener más libertad para llevar a cabo su reforma. Julio III les con ced ió en 1552 que pudiesen llevar el hábito capuchino, cuyo nombre les da tam­ bién oficialmente P ío IV en. 1565 en la Bula por la que precisamente los agregaba a la Observancia ( 7 ). C om o luego veremos, cuando los Capuchinos fundaron convento en Salamanca, eran allí efectivamente con ocidos los Alcantarinos aún con el nombre de Capuchinos, que lue­ go tuvieron que mudar al llevarse a cabo nuestra fundación ( 8 ). D ich os Descalzos o Alcantarinos españoles pidieron su fusión con los Capuchinos al celebrarse el Capítulo General de nuestra O rden el 15 de mayo del citado año 1 5 6 7 ; pero, com o se les contestó que «n o (5) Bullarium, I, p. 17. (6) Ibid., p. 23. (7) C u t h b e r T j o . c ., p p . ' 182 y 218. (8) FÉ Lix d e G ra n a d a , O . F . M . C ap. Anales de los Frailes Menores Capuchi­ nos de Castilla, Salamanca, 19 10 , p. 37.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz