BCCCAP00000000000000000000155

2 5 6 LA PR O V IN C IA D E F F . M M . C A P U C H IN O S D E C A STILLA septiembre de dicho año (33), siendo enterrado en el presbiterio de la iglesia de los PP. de la Observancia (34). En 1672, o poco después, se le juntaba su antiguo compañero el P. Nájera. En 1674, lograba éste, tras no pocos trabajos, formar otro poblado gue se llamó San Antonio de Araure; asistió luego a sus ha­ bitantes durante diez años, y murió allí mismo, en 1684, a los sesenta y tres años de edad (35). En 1674 lle g a b a n también con destino a Los Llanos otros dos re­ ligiosos de Castilla: el P. Ignacio de Canarias, que pasó veinte años evangelizando los indios, hasta que murió en 1695 (36), y el P. Mi­ guel de Madrid. Fué éste uno de los que componían la segunda ex­ pedición de misioneros llegados al Darién a fines de 1649. Allí ejerció su apostolado y trabajó con incansable celo, lo mismo que en las regio­ nes circunvecinas, hasta 1658, en que regresó a España para solicitar nuevos operarios (37). No logró su intento pero sí consiguió al menos el poder volver a América en 1674, siendo destinado a las misiones de Los Llanos, dedicándose a pacificar y reducir los indios gayones, al igual que el P. Villabáñez, y ayudado a su vez por el Hno. Fr. Ci­ priano de Madrid, pudo fundar un nuero poblado al que dió el nom­ bre de San Juan Bautista de Duaca (38). Entre los indios gayones pasó los restantes años de su vida, mu­ riendo luego envenenado. Yendo en cierta ocasión a predicar a El To­ cuyo. se encontró con un matrimonio indio que había sido condenado a muerte por sus excesos. Compadecido de ellos, logró se les indultase la pena y luego los llevó consigo a Duaca. Mas lejos de enmendar su vida, prosiguieron como antes, por lo que el Padre no pudo por me­ nos de reprocharles su proceder; pero la india lo llevó tan mal, que un buen día le dió a beber un veneno mortífero. No le causó la muer­ te de momento, sino al cabo de tres meses de horrorosos padecimien- ( 33 ) L o d a re s , ibíd. — N ic o la u s a C o rd o b a , Brevis noíitia. o. c.; p. 134 - 35 -— A n g u ia n o -R ío n e g ro , o . c ., p p . 155 - 156 . ( 34 ) Ibíd. ( 35 ) Ibíd. (36) A íwbrosio de V alencina , Reseña histórica, o. c., V, p. 270. (37) Cfr. tupra, p. 197 (38) N o convienen todos en la fecha de su llegada a las misiones, de Los Lla­ nos. La mencionada «Lista de los Religiosos Capuchinos», etc., señala .1674 como año de su llegada. L o mismo dice también el mencionado P. CÓRDOBA, ibíd-, p. 136. El P. V alencina , o c., p. 263, dice que fué en 1676. En cambio, el P. L ocares , o. c., I, p. 143, dice terminantemente que llegó en 1670 o principios de 1671. Sin embargo nos parece más verosímil la fecha de 1674. Por otra parte, nos consta que Fr. Cipriano de Madrid ya se encontraba en el convento de San Antonio del Prado en agosto de 1676 (Cfr. carta del P. Francisco de La Puente, Misionero apostólico capuchino (Madrid, convento de San Antonio, 15 de agosto de 1676) (Archivo Provincial de los Capuchinos de Navarra.— «Varia» 1603-1770).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz