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2 4 0 LA PR O V IN C IA D E F F . M M . C A P U C H IN O S D E C A S T IL 5A Mudó muchos religiosos sin razón alguna, alegando tenía autori dad para ello; visitó algunos conventos por su Secretario; a los Pa dres Guardianes de La Paciencia y Laguardia puso en la cárcel con gran escándalo (43). Y con esos antecedentes, hechos los Discretos a su gusto, convocó el Capítulo, que él mismo presidió, el 6 de octubre de 1690, en el que fué elegido Ministro Provincial el P. Antonio de Fuentelapeña; pero, habiendo renunciado por sus achaques, se elegió al P. Antonio de Trujillo, que por cierto no era del gremio capitular. Pero además: el P. Alcira hizo elegir por Custodio segundo para Roma a su consultor, el P. Miguel de Alicante, elección que estaba en contra de las Constituciones y que luego tuvo que subsanar el Papa (44). En dicho Capítulo Provincial se hicieron nuevos apuntamientos y por su parte el P. Visitador dió también los suyos. En ellos se mandaba que ningún religioso con ningún pretexto tuviese «bolsa, dependencia de cuentas o dinero»: «que a los religiosos que hubieren estado en la Santa Inquisición penitenciados, no se les ponga de familia en los conventos de Madrid, El Pardo, Cubas y Alcalá, y que dichos religiosos penitenciados por el Santo Tribunal declara quedan incursos en las penas de privación de voz activa y pasiva». «También envió otro de creto a todos los conventos de la Provincia para que los Padres Guar dianes despidiesen a los donados que no fueren aptos para ser recibi dos para religiosos legos, y se hizo apuntamiento en que se ordena con precepto formal de santa obediencia se observe este decreto y que en adelante no se reciban donados sin especial orden de nuestro Rmo. P. General» (45). En dicho' Capítulo de 1690 cesaba en su cargo el P. Gregorio de Guadalupe. Contra él, y asimismo contra los PP. José y Buenaventura de Toledo, hizo la Inquisición un famoso proceso, en el que fueron acusados de dirigir y tratar una beata iluminada, por nombre María de la Paz. En él salieron a relucir otras muchas cosas, siendo a la ver dad fiel reflejo del estado de la Provincia durante casi un decenio: modo de gobernar del P. Guadalupe, intrigas y persecuciones, descontentos y disturbios entonce» ocasionados, etc. Dicho proceso, aunque comen zado ya a mediados de 1689, no se terminó hasta el 30 de marzo de 1694, en q^e el P. José de Toledo fué condenado a ser preso y recluso y a que se le hiciese proceso definitivo, y los otros, PP. Gregorio de (43) Ibid. —VA, p. 30. (44) Ibid. (45) VA, p. 31. Prueba de que nada se consiguió con esta visita son los hechos que narraremos en otro capítulo y sobre todo el informe de'l P. Antonio de La Puebla, a la sazón Ministro Provincial, y de los Definidores al P. Vicario General de la Orden en 1700, donde se echan de ver las divisiones existentes aun en la Provincia y que ya venían de años atrás (Cfr. dicho informe en APC, 45/000053).
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