BCCCAP00000000000000000000155

V IC IS IT U D E S D E C A STILLA D E S D E 1 6 7 8 H A STA 1 6 9 ? '39 1 ceda esa gracia «por fin y corónide del oficio de Secretario» (39), como en efecto lo consiguió. Desde entonces los dos conventos, el de Valla- drtlid y el de Salamanca, fueron centro especial de celosos misioneros, dedicados muy particularmente a predicar misiones en pueblos y ciu­ dades durante varios meses seguidos. 5. Aunque, según hacíamos notar arriba, el cronista apuntaba que la mencionada Congregación de 8 de octubre de 1688 se había cele­ brado «con suma paz y unión», creemos sinceramente que no fué así, como lo dirán los hechos. Efectivamente: en esa Congregación, «por justos motivos que re­ sultaron de la visita de este convento de San Antonio y cargos que se le hicieron al dicho P. Guardián, la Definición determinó no reelegirlo, nombrando otro en su lugar. Y desde este punto, el dicho P. Guardián que era en este convento, con otros Padres que le favorecían para sus fines, uniformemente pidieren a nuestro M. R. P. General les enviase Visitador a esta Provincia, valiéndose para conseguir dicho intento de todos los medios posibles, así en esta corte como en la de Roma, con que lograron su intento» (40). El P. General envió por Visitador al P. Miguel de Santo Domingo, Ex-Provincial de Navarra, quien trajo por su consultor al P. Jaime de Corella, «bien conocido por sus escritos y misiones aue hizo con gran­ de crédito y fruto en varias partes, aunque iba de visita». El P. Miguel de Sto. Domingo, habiendo visitado los conventos de Madrid, El Pardo, Segovia y Salamanca, llegó al de Toro, donde falleció. Pero los reli­ giosos descontentos no se dieron aún por satisfechos y lograron viniese un nuevo Visitador, el P. Basilio de Alcira, de la Provinciá de Valencia, Calificador de la Suprema Inquisición, en cuyo tiempo «hubo en la Frovincia los mayores disturbios y escándalos que se habr?n visto» (41). «Se excitaron nuevas inquietudes y escándalos, así fuera como dentro de la Religión, intentando por varios modos los dichos Padres mudase y alterase las cosas, y que para mudar con algún título los religiosos, prosiguiese la visita para tener zanjadas las cosas v las familias de suerte que, sacando en ellas los discretos de su parcialidad, fuese el Capítulo según un plante que para ello tenían ideado» (42). (39) Ibid., pp. 25-26. (40) Ibid., pp. 29-30. Según un memorial del P. Antonio de Trujillo a Car­ los IT, se había relajado la observancia resillar y los prelados eran remisos en castigar a los culpables, por lo que ios más celosos habían pedido un Visitador. Además echa la culpa de todo lo sucedido a la elección de los Discietos capitulares (Cfr. B asilio de R ubí , O. F. M . Cap., Abrogación de los Discretos Capitulares, en Estudios Franciscanos, 49 (1948), pp. 411-12, notas 4 y 5, donde se citan los do­ cumentos sobre este asunto existentes en el Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede). (41) VA, p. 30. (42) ED , p. 100.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz