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138 L\ PR O V IN C IA D E F F . M M . C A P U C H IN O S D E C A S T IL 5A Asimismo otro suceso desagradable vino a causar nuevos distur­ bios. En 1687 el P. Torrecilla fué acusado ante la Inquisición, con tan mala suerte que fué condenado, y en enero de 1688 se leyó su sen­ tencia en los conventos de San Antonio y de La Paciencia, marchando luego a cumplir su pena al convento de Segovia, a donde llegó en la cuaresma de ese año (35). Pero el P. Guadalupe, que era íntimo del P. Torrecilla, de quien había sido discípulo, comenzó a perseguir y causar muchos sinsabores y vejámenes a cuantos religiosos consideraba culpables de la penitencia y prisión del P. Torrecilla. Hasta el punto de que el P. Francisco de Maderuelo declaraba en 1689 que hacía cinco años que los PP. Torrecilla y Guadalupe habían gobernado la Provin­ cia «con violencia y opresión que es notorio dentro y fuera de la Reli­ gión». Y el P. Fuentelapeña podía añadir que desde que el P. Torre­ cilla había sido castigado, el P. Guadalupe se portaba de muy distinta manera: que la Provincia estaba inquieta y hecha una oficina de dis­ turbios y que él había tenido mucho que ofrecer a Dios (36). En medio de esas perturbaciones tuvo lugar, el 8 de octubre, la Congregación intermedia, es decir, al año y medio del provincialato del P. Guadalupe, Congregación celebrada, al decir ingenuo de uno de los cronistas, «con suma paz y unión». Se mudó entonces el noviciado del convento de Toledo, donde solamente había permanecido dos años, al de Alcalá, donde antes había estado. Asimismo para favorecer más la instrucción de los que, al ingresar en la Orden, no traían suficientes conocimientos humanísticos para comenzar la Filosofía, «se instituyó Seminario y símul estudio de Gramática en el Real Convento de La Paciencia» (37). Pero más importante que todo eso fué que «a instancias del celo de algunos religiosos se confirió en Definitorio instituir Misiones como había sido costumbre laudable, útil y antigua en la Provincia», para lo cual se designó además el convento de Salamanca y se nombraron para ello los PP. Matías de Zuaza y Juan ¿e Constantín, con objeto de que cooperasen «a un fin tan santo y a un dictamen tan seráfico y según la mente de nuestro amabilísimo P. San Francisco» (38). Y a ellos se unió luego el P. José de Valderas, que, al terminar entonces su oficio, de Secretario, lleno de celo por las almas y deseando con vivas ansias dedicarse de lleno al ministerio de Jas misiones, pide se le con- Et mismo P. Torrecilla dice en otra obra, Apolosema, etc., p. n o , que es del citado P. La Puebla. (35) A. H. N.— Inquisición. Leg. 107, n.° 33. Proceso hecho por la Inquisición de Toledo contra los PP. José y Buenaventura de Toledo y Gregorio de Guadalupe, ff. 3ir, ¿8 y 29. (36) Ibid., ff. 7, 12 y 13 V. (37) VA, pp. 22-23.— ED , p. 98. (38) VA , p. 24.

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