BCCCAP00000000000000000000155

2 3 4 LA PR O V IN C IA D E F F . M M . C A P U C H IN O S D E C A ST IL L A entonces «algunos apuntamientos y se pusieron algunos preceptos», pero de ellos no queda noticia alguna (17). He aquí, sin embargo de todo lo dicho hasta ahora, un hecho que tuvo lugar durante el gobierno del P. Bustillo y que nos pone bien en evidencia el crédito de que gozaban entonces los religiosos de Castilla. Ya hemos dicho anteriormente que el P. Fuentelapeña había estado de Visitador y Comisario de las Provincias de Sicilia, cargo que le con­ fió el P. General por recomendación del rey. Al celebrarse el Capítulo General de 1678 cesó en su cometido y el rey puso los ojos en el Padre José de lea, Custodio de la Provincia de Andalucía, para enco­ mendarle dicha misión. Pero intervino el Nuncio, poniendo de parte del Papa algunos inconvenientes, y propuso en su lugar dos religiosos de la Provincia de Castilla, ambos Predicadores de S. M., los Padres Alejandro de Toledo y Manuel de Madrid, a quienes llama «hombres prudentes», en los cuales Su Santidad había parado mientes para en­ comendarles dicha comisión. El rey escogía el 12 de enero de 1679 al P. Manuel de Madrid y, después de no poco tiempo en que me­ diaron muchos comunicados con el Nuncio para saber las facultades que se le debían dar. el Consejo determinaba el 23 de septiembre de dicho año que debía tener la misma autoridad y gozar las mismas facultades que los otros visitadores (18), como así se hizo. A mediados de ese mismo año 1679 se trató de fundar un con­ vento en El Toboso, como sus vecinos habían solicitado, pero no pudo luego llevarse a cabo. Asimismo un año después la villa de Bilbao, movida por el fruto extraordinario que con su predicación había hecho el P. Hermenegildo de Madrid, estableciendo al mismo tiempo una Escuela de Cristo, admiración de todos por las extraordinarias peni­ tencias que hacían sus asociados, pidió también otra fundación en dicha villa. De momento tampoco pudo lograrse (19). Por otra parte y para que se vea cómo aun en aquellos años, un tanto difíciles y agitados, siguió vivo entre los religiosos el entusiasmo en pro de las misiones y que tampoco se echó de menos el celo de los Superiores en ese sentido, téngase en cuenta que durante el provin- ciilato del P. Bustillo volvió Castilla a encargarse por segunda vez (17) E! Viridario auténtico no los ha consignado, com o tampoco se anotaron en él los sucesos que en la Provincia tuvieron lugar desde 1677 a 1687, o por me­ jor decir, creemos que las hojas de dicho manuscrito fueron posteriormente arran­ cadas. (18) Hay abundante documentación sobre el particular en el Archivo de Si­ mancas. Estado. Leg. 3129. N o podemos citar el número del documento por no estar numerados. (19) Cfr. A ndrés de P alazuelo , O. F. M . Cap., Convento de Capuchinos de Deusto (Bilbao), Madrid, 1935, donde se han copiado todos los documentos relativos a dicho convento, cuyos originales se conservan en el APC.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz