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NUEVAS MISIONES ENTRE INFIELES 225 por sentirse muy enfermos. El primero se embarcó de nuevo rumbo a España y el P. Lucas de Egea siguió en Canarias hasta 1683, en que pudo marchar a incorporarse a sus compañeros (17). Al llegar los misioneros al puerto de Tumbá y a poco de desem­ barcar, cayeron todos enfermos. Luego de recobrar la salud, se repar­ tieron aquel dilatado campo de apostolado, partiendo todos para Sierra Leona y comarcas circunvecinas, siendo grandísimo el fruto que en todas partes lograron recoger, ya desde el primer momento. Pero, apar­ te del terrible e insufrible clima africano, la comida no era abundante ni nutritiva. De tal manera que, como expondrá luego el P. Trujillo a la misma Congregación, en poco tiempo murieron cuatro misioneros y otros cuatro se vieron precisados a regresar a España por motivos de salud. (18). No conocemos los nombres de unos y otros. Sin embargo, nos consta que el primero de los que allí pagaron tributo a la muerte fué el P. Cristóbal de Azcona, y por cierto muy pronto, en los primeros meses de 1678 (19). Otro fué el P. Manuel de Vitoria, fallecido en 1680, cuando se dedicaba a la conversión de los infieles de la Isla de los Idolos (20). A todas esas desgracias y contratiempos se juntó el que lo mismo en Sierra Leona que en las regiones circunvecinas había muchos in­ gleses, enemigos de los católicos, y asimismo gran número de portu­ gueses, dedicados al tráfico de esclavos. Ni que decir tiene que, aparte de los abusos por ellos cometidos, su vida no tenía nada de ejemplar. Por ello más de una vez tuvieron los misioneros que salir por los fueros de la justicia y de la moral, siendo por eso mismo objeto de continuas calumnias y persecuciones de parte de aquéllos, apoyados en razones aparentes de estado y alegando que los misioneros debían dejar ( 17 ) La embarcación en que regresaba a España el P. Diego de Casalarreina fué apresada por corsarios, quienes le llevaron luego a Argel, donde fué vendido com o esclavo; asistió a los cristianos que también yacían allí presos y esclavos, y, tras muchos sufrimientos, falleció en julio de 1678 , siendo enterrado en la iglesia de los Padres Trinitarios Calzados de la mencionada ciudad. ( 18 ) Acta de la Sda. Congregación del 5 de abril de 1683 , citada por C esin ale, o. c., p. 513 , nota. . ( 19 ) El P. Cristóbal de Azcona, hijo de la Provincia de Navarra, fué «varón de tan rara y singular virtud, que en. vida y después de muerto resplandeció con muchos y raros prodigios». El P. Anguiano, Vida, etc., p. 272 , y Ms. 18 . 178 , f. 246 V., refiere algunos. Pone la fecha de su fallecimiento a primeros de marzo de 1678 , en la isla de Ponga. En cambio el P. M ig u e l de Pamploíía, O. F. M . Cap., Esbozo necrológico de la Provincia Capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón (s. £.), 1931) PP- 5 y 375> pone su muerte el 2 de febrero, en Cutandi. ( 20 ) El P. Manuel de Vitoria pertenecía a la Provincia de Castilla; de noble familia, había desempeñado el cargo de Guardián de Cubas, Vicario y Maestro de novicio en Salamanca y asimismo Vicario y Maestro de Gramática en Valladolid. Fué excelente predicador y celoso misionero en Castilla la Vieja, llegando a obtener el título honroso de Misionero Apostólico (Cfr. Necrolosio, o. c., 224 ).

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