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C A P I T U L O IX N u e v a s m is io n e s e n t r e in f ie l e s i . La de Arda: sus vicisitudes. — 2 . Por segunda vez la de Guinea y Sierra Leona. Contradicciones. — 3. E l Prefecto P. Antonio de Tru- jülo. — 4. Frutos conseguidos. Una prueba más de que la Provincia de Castilla no permaneció inactiva e indiferente ante el problema de la conversión de los infieles y de que el entusiasmo por las misiones seguía vivo y palpitante en sus religiosos a pesar del fracaso de la misión del Darién, son las dos que en el transcurso de estos años le fueron encomendadas: la de Arda y la de Guinea y Sierra Leona, ambas en la costa occidental africana. 1. M is ió n d e A r d a . — Arda era un reino próximo al Congo y a Guinea. Su rey, conocedor de lo que los Capuchinos habían hecho en esos países vecinos, envió a Felipe IV una embajada para pedirle misioneros y al mismo tiempo el incremento de las relaciones comer­ ciales. Llamábase el embajador Vans, y durante su permanencia en Madrid se convirtió a la fe, tomando al ser bautizado el nombre de Felipe Zapata (1). Esa petición de misioneros fué muy bien recibida de Felipe IV, quien se dirigió con la propuesta al P. Provincial de Castilla, Francis­ co de Yecla, el que no sólo la aceptó sino que escribió inmediatamente a Roma (24 de noviembre de 1658), exponiendo a la Congregación los deseos del R.ey Católico, las facilidades que daba para tal empresa y asimismo pidiendo para la Provincia de Castilla esa misión. Y para que las cosas marchasen más rápidamente, mandaba al mismo tiempo ios nombres de diez Padres y dos Hermanos, elegidos de entre los cincuenta y tres religiosos que de toda la Provincia se habían ofrecido a ir a dicha misión (2). Todo ello mereció el visto bueno de la Con( 1 ) Carta de Felipe IV a D . J. Mascareñas (28 de junio de 1659 ) (B. N .— Ms. 3 . 818 , f. 72 ). ( 2 ) Solicitud del P. Provincial, Francisco de Yecla, a la Congregación (24 de

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