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VIDA DE LA PROVINCIA DESDE 1657 A 1678 201 ción de los Observantes, al fin se consiguió. Volvió también a la car­ ga en el empeño de fundar en Burgos, pero, después de muchos pa­ peles, pleitos, etc., hubo de desistir, aunque el paso definitivo se dió en tiempo de su sucesor. En cambio logró ver terminado el convento de Santa Leocadia de Toledo, cuya inauguración y traslación del San­ tísimo se verificaron el 19 de noviembre de 1661. Desde esa fecha dejan los religiosos ei convento del Angel, en el que habían seguido viviendo algunos para cuidar de la huerta y atender a la fábrica de sayal que allí se hacía para toda la Provincia. Un año más tarde era cedida la iglesir del Angel a los sucesores de Bartolomé Gisbert (16). También se intentaron durante el gobierno del P. Basilio de Za­ mora otras dos fundaciones: una en la villa de Monteagudo (noviem­ bre de 1660) (17), y otra en Haro (1662); mas ni una ni otra tuvo éxito (18). Creemos que al P. Basilio de Zamora cabe la gloria de haber sido si no el iniciador sí al menos el principal propulsor de un intenso movimiento científico y literario qué a partir de su provincialato se nota en Castilla, cuyas primeras floraciones pudo ya recoger y que seguirán cada vez más esplendorosas hasta fines de aquel siglo. Con él comienza, en efecto, una larga serie de escritores sobre ascética y mística, sobre asuntos predicables, sobre teología y filosofía y sobre otras cuestiones, los cuales fueron honra y prez de la Orden y de la Provincia e hicieron de aquel tercio del iglo XVII quizás el más glorioso de nuestra historia en ese punto. Y con los escritores corrie­ ron asimismo parejas los predicadores, como veremos al final del pre­ sente capítulo y particularmente en la'segunda parte de este tomo. Pasados los tres años de su mandato se celebró Capítulo Provin­ cial el S de junio de 1663, saliendo elegido Superior de Castilla el P. Pedro de La Moraleja. Era natural de dicho pueblo, La Moraleja (Zamora), donde asi­ mismo tuvieron su cuna varios Capuchinos castellanos de aquel siglo y contemporáneos suyos, entre otros, el P. Bernardino de La Morale­ ja, no menos ilustre por sus letras que por su santidad. El P. Pedro recibió la librea seráfica en Salamanca el 7 de julio de 1642 y la ordenación sacerdotal en 1649. Había sido luego Guar­ dián de los conventos de Villarrubia y La Paciencia, Secretario Pro­ vincial y Definidor (19). Se distinguió como excelente predicador y gozaba de tan grandes créditos, que a los pocos meses de ser elegido ( 16 ) Cfr. la escritura de cesión enA PC, 25 / 00017 . ( 17 ) Cfr. los documentos sobre esta fundación (APC, 35/00048 y 49 ). ( 18 ) Cfr. los documentos en APC, 35 / 000202 . ( 19 ) Cfr. Necrologio, o. c., p. 85 .

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