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EXTENSIÓN DEL APOSTOLADO A LOS INFIELES 193 dante fruto, se repartieron aquel campo de apostolado. El P. Jimena evangelizaría los pueblos de la ribera del río Gambia, mientras que el P. Serafín dirigía sus pasos a la península de Sierra Leona. Afortunadamente desaparecieron pronto las dificultades que antes se oponían a la predicación y a la acción de los misioneros; de tal modo que el P. Jimena podía escribir el 12 de junio de 1650: «Vanse bautizando muchos gentiles y todos oyen con mucha devoción la doc­ trina y sermones que predicamos, y de calidad que no nos dejan estar ociosos en un punto.» Y del P. Serafín particularmente decía que, «di­ vulgaba su llegada a Sierra Leona, le pidieron tres o cuatro reyes el santo bautismo para sí y para sus hijos y familias: ciue había edificado muchas iglesias y reedificado otras que estaban caídas» (34). Dados de lleno a sus ministerios con celo verdaderamente apostólico, no en vano fué pasando el tiempo. El P. Jimena, abrumado de trabajes y de edad de setenta años, rendía su espíritu al Señor antes de 1055, siendo luego enterrado en la iglesia de S. Antonio de Cacheo (35). Dos años más tarde le seguía el P. Serafín. Con más de setenta años, tenía, entre otras ocupaciones, que asistir a cuatro pueblos de cristianos, «de bautizar a sus hijos, a los de sus esclavos y algunos gentiles; de casamientos, asistencia de enfermos, entierros, composi­ ciones de pleitos y continuo ejercicio de instruir a unos y a otros, y en particular de más de una hora de doctrina cristiana cada día, después de rezar el Rosario y predicarles en las fiestas y domingos» (36). Así pasó su vida en Sierra Leona, donde, como consigna la Sda. Congre­ gación de Propaganda, «por encontrarse pocos portugueses, estaba pacíficamente y avisaba el gran fruto que ha hecho, asegurando haber convertido gran número de infieles, entre los que se encuentran cuatro reyes y un emperador» (36 a). Presintiendo -se le acercaba su hora, cual otro San Pablo camino de Jerusalén, se fué despidiendo de los pueblos que encontraba en su marcha hacia Cacheo, donde, confortado con los Sacramentos, fallecía en el mes de junio de 1657, en gran opinión de santidad; tanto, aue diez años más tarde se trató de hacer el proceso para su beatificación, según que más al pormenor diremos al tejer la biografía de este ilustre ( 34 ) Copia de la carta del P. Antonio de Jimena (Arrecife de Cabo Verde, 12 de junio de 1650 ) (B. N .—Ms. 3 . 818 , f. 33 ).— Anguiano, Vida y virtudes del Ca­ puchino español, o. c., pp. 255 - 6 . * ( 35 ) An'Güiano, ibid., p. 256 . El P. Córdoba^ Brevis notilia, o. c., p. 81 , y el P. V alen cina, Reseña histórica, V, p. 58 , dicen falleció en 1652 ; sin embargo, éste dice qu ese anotó en la tabla de la Provincia que había muerto en 1654 . ( 36 ) Anguiano, o. c., p. 258 . ( 36 a) C lem ente da T e rzo rio , O. F. M . Cap., Le Missioni dei Minori Cappuccini. Sunto storico, voi. X , Africa ( 1637 - 1938 ), Roma, 1938 , p. 352 , nota, citando el Archivo de la Congregación de Propaganda Fide, Actas del 1 de octu­ bre de 165 Ü, f. 260 V.

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