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EXTENSIÓN DEL APOSTOLADO A LOS INFIELES 191 niendo en más de una ocasión sus vidas, pues los indígenas llevaban muy a mal la quema de sus idolillos. A pesar de sus esfuerzos, realmente fué el marquesado de Incusu uno de los que menos correspondieron a los trabajos de los misioneros. Por eso y por haber estallado la guerra civil en la provincia, lo mismo el P. Pernambuco que el P. Veas pasaron a la provincia de Pemba, que siempre se había mostrado fiel a las enseñanzas evangélicas. Allí pu­ sieron escuela para los mozos y niños, en que se enseñaba a leer y escribir, la doctrina cristiana, el catecismo y buenas costumbres; se organizó el culto admirablemente y sé establecieron congregaciones de hombres y de mujeres, al estilo de San Salvador y de otros puntos de la misión (26). Por otra, parte, los PP. Pernambuco y Veas, «como entendían y hablaban la lengua conguesa, se extendieron y dilataron a otras pro-‘ vincias», resultando así su apostolado más amplio y más eficaz que el de los otros misioneros (27). Sin embargo, la salud de ambos se fué poco a poco quebrantando; fueron muchos los sufrimientos a que vivieron sometidos: poca comida, clima insano, frecuentes mojaduras, etc., etc., de tal modo que el P. Per­ nambuco, del todo agotado, fallecía en el mismo Pemba, asistido del P. Veas, con muerte dulce y tranquila. Al comunicarle su compañero la noticia de que Dios le llamaba para sí, arrodillado en su camastro, exclamó gozoso: Laeíatus sum in his quae dicta sunt mihi • Su muerte tuvo lugar en noviembre de 1653 (28). Poco después, a fines de diciembre del mismo año ó principios de enero de 1654, fallecía también en Pemba el P. Veas, víctima de fuertes calenturas y de continuas hemorragias. Su laboriosidad es gratamente recordada por todos los historiadores de la misión del Congo. Era el más joven de los misioneros en la expedición de 1647 Y e* que primero aprendió la lengua del país, y llegó a dominarla, de tal modo que, cuando no hubo más remedio que hacer una corrección al Rey del Congo por sus muchos excesos, fué entre todos elegido como intérprete por el P. Prefecto. Por lo demás, no fueron menos de seis mil, entre niños y adultos, los bautizados por él (29). 5 . M i s i ó n d e G u i n e a y S i e r r a L e o n a .— F u é esa la segunda mi­ sión en que tomaron parte los Capuchinos españoles. La pidieron los Superiores de la Provincia de Andalucía a la Sda. Congregación el 24 de ( 26 ) Ibid., p. 118 . ( 27 ) Ibid., p. 119 . ( 28 ) Ibid., pp. 129 - 130 . ( 29 ) Ibid., p. 130 .

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