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i8 o LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA San Francisco y de Nuestra Señora de los Dolores, que luego fueron llevadas a! convento de Carmelitas Descalzas (30). Distinguíase la iglesia por el mucho culto, sobre todo en la novena de San Antonio y en los martes de cada semana, celebrándose los ejer­ cicios de devoción con gran fervor y extrordinaria concurrencia de escogida y brillante juventud de ambos sexos (31). El convento estaba edificado, se g ú n los historiadores, e n el solar de la casa en que se supone nació el autor del Quijote; así lo indicaba al menos una lápida con su inscripción, colocada en la fachada que daba a la calle de Cervantes ( 32 ). Era por cierto bastante capaz, ñ e r o sencillo y pobre, como pobres y pequeñas eran también las celdas, incluso las de la enfermería. Tenía huerta donde no faltaba su n o ria o pozo de agua para el riego. No faltaba tampoco jardín que los reli­ giosos cuidaban con esmero para con sus flores adornar luego la ig le ­ sia, sobre todo en los días de Pascua Florida y de Pentecostés ( 33 ). 3 . F u n d a c ió n d e B u r g o s . — Ciertamente que llama la atención del historiador el que los Capuchinos no hayan tenido en siglos pasados convento en la importante ciudad de Burgos. Si esa fué la realidad, no faltaron ni deseos ni medios para ello; pero también aquí, como en otras muchas partes, les cerró el paso la oposición de otras Ordenes religiosas. El senador D. Fernando Quintanadueñas otorgaba su testamento el 21 de febrero de 1647. Una de sus cláusulas decía así: «Atento que en la ciudad de Burgos y sus contornos no hay monasterio alguno de Frailes Franciscos Capuchinos a quienes yo he tenido y tengo par­ ticular devoción por su suma pobreza, humildad, penitencia, grandes virtudes y ocupación continua en oraciones y buenas obras en servicio de Dios y bien de los prójimos y con tanto desinterés humano, y que en los lugares que hay casas suyas se experimentan grandes provechos espirituales y favores de nuestro Señor, cuya imitación siguen con el Seráfico Padre S. Francisco», dispone que con los frutos v rentas de todos sus bienes se compre sitio a propósito en la ciudad de Burgos y que en él se edifique convento, iglesia y huerta suficiente. El titular sería el Smo. Rosario. Por eso debía haber en dicho convento quince religiosos sacerdotes sin contar los legos necesarios, a honor y gloria de los quince misterios, y que dichos sacerdotes «se empleen, como acostumbran, en sacrificios, penitencias, oraciones, estudios y predica­ ciones, ya que no profesan el administrar confesiones y otros Sacra- ( 39 ) Cfr. 13. L. A costa de la T o r re , Canónigo ele la S. I. Magistral, Guía del viajero de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares, 1882 , p. 166 . ( 31 ) J. D . C a l l e ja , o . c., p. 58 . ( 32 ) Ibid., p. 60 . (33) Ibid.

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