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SUCESOS Y GOBIERNO DE LA PROVINCIA HASTA 1657 167 Por otra parte el tener allí convento no habría de resultar de grava­ men para el Rey, puesto que la iglesia estaba ya hecha y los religiosos no podían tener propiedad alguna sino que debían vivir de las limos­ nas que recogiesen de puerta en puerta. De ese modo habría también allí religiosos ejemplares y operarios desinteresados que buscasen sola­ mente el bien de las almas. Por eso es de parecer se fundé el conven­ to que se solicita y que vayan a él religiosos de Castilla (16). De ese mismo criterio fué otro religioso consultado sobre el particular, ale­ gando por su cuenta las mismas razones en memorial aparte (17). Desgraciadamente tal proyecto no se llevó a cabo, quizás porque el Consejo de Indias juzgase más conveniente no conceder su permi­ so, por haber allí ya otras Ordenes religiosas. 5. Pero al mismo tiempo que nacía pujante en la Provincia ese espíritu misional, contra Castilla se urdía y propalaba una denigrante calumnia, asegurándose que se oponía a la entrada en España de! P. General, Inocencio de Caltagirone. Contra tal insidia protestaron muy alto los Superiores, escribiendo que todo se hacía con objeto de poner a la Provincia en contra del Superior de la Orden. «Por tanto —terminaban su carta— , a V. R. representamos que no es justo se pase por tan gran maldad y tan perniciosa mentira en desdoro y agra­ vio de toda nuestra Provincia» (18). El P. General no hizo caso de lo que se decía y, después de ha­ ber visitado las Provincias de Francia, se dirigió con ese mismo objeto a España, portador al mismo tiempo de otra importante misión. Ha­ bía sido enviado por el Papa para ajustar las paces, y en la Corte de Francia donde, al decir del Conde de Oñate, «de la virtud del Gene­ ral de los Capuchinos se tiene gran concepto y le reverencian con aplauso», hizo cuanto pudo para que efectivamente se ajustasen (19). No es de extrañar que luego fuese recibido con iguales muestras de respeto en la Corte de Felipe IV, a donde llegó el 31 de agosto de 1648, cubriéndose de Grande de Primera Clase el 2 de septiem­ bre (20), y que tuviese plena libertad para hablar al Rey de la paz y del modo de ajustarla (21). ( 16 ) El original así como el borrador se conservan también en APC, 35/00018 y 35 / 00019 . ( 17 ) Este memorial, que no va firmado, está fechado en Salamanca (25 de sep­ tiembre de 1647 ) (APC, 35 / 00021 ). ( 18 ) M. de P obladura , Los Generales de la Orden Capuchina grandes de 1 Es­ paña de Primera Clase, en Collectanea Franciscana, X III ( 1943 ), p. 278 . ( 19 ) Carta del Conde de Oñate (Roma, 3 de agosto de 1647 ) (Simancas.—Es­ tado. Leg. 3 . 017 ). En ella refiere lo que el P. Caltagirone hizo para conseguir de la reina de Francia el ajuste de las paces: cómo le habló de rodillas, cómo lepi­ dió por amor de Dios y de toda la cristiandad esa gracia, cómo le amenazó con castigos de parte de Dios, etc. ( 20 ) P obladura , art. c., p. 278 . ( 21 ) Ibid.

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