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IÓ4 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Por otra parte, entra entonces en vigor un punto que quizás hasta ahora no se había puesto en práctica, cual fué el de los Custodios Provinciales, que, a distinción de los generales, eran designados por el P. Provincial y los Definidores. La primera vez que aparece su nombramiento es en este Capítulo de abril de 1646. Venían a ser por eso mismo a modo de delegados del P. Provincial en algunas cosas, como por ejemplo, para dar obediencia a los religiosos cuando no se podía recurrir al P. Provincial o por la mucha distancia o porque el caso urgía. Por eso precisamente no residieron en Madrid, sede del P. Provincial, sino uno en Toledo, el de Castilla la Nueva, y en Va- Uadolid el de Castilla la Vieja. 2. El gobierno del P. Murciase señala principalmente por un extraordinario movimiento misional en el seno de la Provincia, el que asimismo experimentaron por esos mismos años las Provincias de Va­ lencia y de Andalucía. A Valencia se le asignó la misión del Marapón el 2 de octubre de 1645 (3), y a Andalucía, que ya había pedido el 24 de abril de 1644 una misión especial entre infieles (4), también se le había asignado por la Congregación con fecha 21 de jimio de 1644 (5). Pero aquella misión del Marañen no tuvo efecto y la enco­ mendada a los de Andalucía sólo pudo realizarse después de dos años largos, durante los cuales hubo no pocos cambios entre los religiosos designados, pudiendo por fin partir para Guinea catorce religiosos, el 7 de diciembre de 1646; entre ellos iban también dos castellanos: el P. Serafín de León y el P. Francisco de Vallecas (6), como asimis­ mo anteriormente, en 1645, habían partido para la misión del Congo otros dos: el P. Buenaventurade Cerdeña y el P. Juan de Santiago, a los que luego siguieron los PP. José de Pernambuco y Francisco de Veas. Mas los religiosos de Gistilla no se dieron con eso por satisfechos. El 10 de enero de 1646, 17 sacerdotes y 3 hermanos legos, v en agos­ to del mismo año 24 sacerdotes y 13 hermanos legos, animados de ese espíritu misional, elevaban a los Superiores de la Provincia una fuerte exposición para que, puesto que a Valencia v a Andalucía se habían asignado misiones propias entre infieles, no fuese menos Cas­ tilla, y consiguientemente tuviese también a su cargo su propia mi- ( 3 ) Bullarium O. F. M Cap., VII, p. 336 .—Parte primera de las Chronicas de Religiosos Capuchinos... de Valencia, Ms. c., pp. 860 - 62 . ( 4 ) N icolaus a Cordoba, Brevis notitia, o. c., pp. 51 - 52 . ( 5 ) R. da Cesinale, O. F. M. Cap., Storia delle Missioni dei Cappuccini, t. III, Roma, 1873 , p. 502 , nota 6 , citando el Archivo de la Congregación de Propaganda, Acta 21 junii 1644 . fol. 127 .—Clemens a Terzorio, O. F. M. Cap., Manuale Hi- storicum Missionum Ordinis Minorum Capuccinorum, Isola del Liri, 1926 , p. 251 , nota í. . * ( 6 ) Ibid.

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