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154 LA PROVINCIA 1)E I-'F. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA cados de los expolios del Arzobispado de Monreal por una vez y cuatro mil más cada año (83), el tiempo no corrió en baldé, y hasta el 15 de junio de 1643 no pudo ponerse la primera piedra de la iglesia (84). No se edificó al mismo tiempo el convento, teniendo los religiosos que vivir entre tanto en una de las casas compradas, con harta inco­ modidad. Sin embargo, ya en 1640 era declarado convento formal con su Guardián al frente, y un año después era dedicado a noviciado (85). Por fin, tras muchos trabajos, el 17 de septiembre de 1651, fiesta de las Llagas de San Francisco, tenía lugar la traslación del Santísimo Sacramento y del Smo. Cristo desde la capilla provisional a la nueva iglesia (86). Tan fausto acontecimiento se celebró con una solemnísima octava, en la que tomaron parte los más célebres predicadores, y tal fama adquirió entonces y en los siguientes años, que desde esa fecha fué aquel pùlpito «palestra sagrada de los más elevados ingenios» (87). Desde entonces también comenzaron a tenerse cultos especiales todos los viernes del año. Por la mañana se exponía ya el Santísimo, que seguía hasta la tarde, en que, al final de la función, se cantaba el Miserere con extraordinaria solemnidad. De aquí se tomó ejemplo para ios Misereres que así en la Corte como en otras partes suelen tener lugar ante las imágenes de Cristo crucificado (88). La iglesia, levantada con tanto trabajo, era suficientemente capaz, de estilo de la época. Tenía diferentes tribunas para poder orar con más recogimiento. Y el Smo. Cristo se veneraba en capilla aparte, que ocupaba «todo aquel sitio én que injuriaron la sagrada imagen». Lle­ vaba el altar de retablo un gran lienzo, obra de Francisco Ricci, que representaba el despojo de Cristo en el Calvario, y alrededor cuatro cuadros de la historia del famoso Crucifijo, obra de Ricci, Félix Castelo y Andrés de Vargas (89). Había en la iglesia otras muchas obras de arte, buenas pinturas y ( 83 ) Cfr. «Lista de los instrumentos del Archivo de la Paciencia», en APC, 31 / 00028 , Leg. i.°, n.° 7 . ( 84 ) Cfr. M onzón , ms. c., f. 52V. Así lo decía el pergamino que se puso en la primera piedra y que el P. Monzón copia íntegramente. ( 85 ) Erario divino, o. c., pp. 24 - 25 . ( 86 ) A*. L eón P inelo , Anales de Madrid, año 1651 , Ms. D -29 (B. de la Aca­ demia de la Historia). ( 87 ) A nguiano , o. c., p. 293 . ( 88 ) Ibid., pp. 296 - 7 . Muchos fueron los fieles que en su testamento dejaron legados para que se cantase solemnemente el Miserere una o dos veces al ano.— (Cfr. Archivo Prov. de Capuchinos de Castilla, 31/0004 y 31 / 00028 ). ( 89 ) A. P onz , Viaje por España, t. V, 2 .a ed., Madrid, 1782 .— Cfr. también j. A mador de los R ío s , Historia de la villa y corte de Madrid, t. III, Madrid, 1 S 63 , grabado de la iglesia y convento de la Paciencia, entre las pp. 324 - 325 . Tam­ bién «Ei Mensajero Seráfico», 1930 , número extraordinario de diciembre, reprodu­ jo ese grabado y el del convento e iglesia de S. Antonio del Prado.

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