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FUNDACIONES EN ESTOS AÑOS 147 San Diego, pues, al decir del cronista, «salieron a luz muchos infor mes, solicitáronse favores, frecuentáronse tribunales, fatigáronse prín cipes, consiguiéronse decretos tan poco favorables a nuestra causa, que ya la voz común nos daba por perdidos en ella» (43). Se dió principio a la fundación poco después de la celebración del Capítulo Provincial de 15 de mayo de 1630 (44). La venida a Madrid del Obispo electo, limo. D. Juan de Torres, muy amante de la Orden, animó a los Capuchinos a pedirle este favor, que él concedió pronta y generosamente. El P. Jerónimo de Salamanca, avezado a enfrentarse con las muchas dificultades que surgieron en otras fundaciones, fué el designado por el P. Provincial, Alejandro de Valencia, para llevar ésta a cabo (45). Estando para partir a Valladolid, buscó primero cartas de recomen dación para ambos Cabildos y para los de la Chancillería. Pero aun an tes de dejar la Corte ya los Descalzos comenzaron a hacerle la contra. Por otra parte no le favorecía nada en su intento el hambre verdade ramente espantosa por que atravesaba Valladolid aquel año, «el más apretado que se había visto por ella en muchos siglos» ( 46 ). AI mismo tiempo que la de Valladolid se trabajó también la fun dación de Becerril de Campos; y a una y otra fué muv cerrada la oposición de los Descalzos, tanto en Madrid como en Valladolid. En ¿Madrid, sacando provisiones a su favor y volviendo a suscitar ante el Consejo la sempiterna cuestión de que no se permitiese a los Capu chinos fundar convetnos donde ellos lo tuviesen, ni en tres leguas a ia redonda. Hubo memoriales de una y otra parte; hubo pleitos ante el Consejo; sacáronse impresos en que se defendían propios intere ses; consiguiéronse tres decretos del Rey, unos contrarios a los otros, hasta que por fin los Capuchinos obtuvieron uno en que se mandaba que, no obstante la oposición que hubiese, se les concediese la pose sión en Valladolid y que el Consejo nos diese sin dilación alguna to dos los despachos necesarios (47). Por su parte no fué poco lo que tuvo que trabajar en Valladolid e! P. Jerónimo de Salamanca para llevar adelante su intento. No halló ni en el Obispo ni en los Cabildos y Chancillería apoyo alguno. Des- ( 43 ) Crónicas Capuchinas, Parte quinta, p. 378 .— MON ZÓN , tns. c., f. 33 r. (44) ED, p. 17 . ( 45 ) M onzón , ibid., ff. 33 v.- 34 r. (46) F. de G ranada , ms. c., p. 102 . (47) Todo lo sucedido entonces puede verse latamente expuesto en el P. M on zón , ms. c., ff. 33 - 37 .—Crónicas Capuchinas, Parte quinta, pp. 379 - 383 .— Cfr. tam bién T orrecilla , Consultas, etc., o. c., pp. 388 - 90 .—Cfr. asimismo el papel del Dr. Blas González de Ribero a favor de los Capuchinos (Archivo Prov. de Capuchi nos de Castilla, 29 / 00001 : Impreso: 10 ff. nn.) en que expone a Felipe IV cómo su padre había conce,dido a los Capuchinos la fundación de 36 conventos y que no había razón para negar la de Valladolid y Becerril de Campos.
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