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126 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA quien había acompañado al P. Quiroga camino de Italia, cuando mar­ chaba a Viena de confesor de la Reina (23). Al llegar, a Roma y ver que el Capítulo no se celebraba, regresó ala Provincia, pero losSuperiores de la Orden le dieron entonces el nombramiento de Visitador de la Custodia de Andalucía. Contra su Comisario, P. Agustín de Granada, se habían recibido bastantes que­ jas, ocasionadas del disgusto de los religiosos por verle tan indepen­ diente y durable en sugobierno (24). El P. Francisco deVera era toda una personalidad; «muy doct en cánones y teología, buen predicador, de grande prudencia, muy compuesto en sus costumbres y de muy venerable presencia, y su edad llegaba a los 60 años». Lo único que le faltaba era «alguna antigüedad y experiencia entre los Capuchinos», pues se había pasado hacía so­ lamente siete años de los Descalzos, cuando er?, Penitenciario y Procu­ rador en Roma. Se incorporó a la Provinciade Castilla a petición del Cardenal Trejo, Presidente del Real Consejo (25). Y muestra clarividente de esas buenascualidades es que visitó luego la Custodia de Andalucía «con mucha prudencia^edificación», convocando seguidamente el Capítulo el 18 de octubre de 1632. Al año siguiente, habido el Capítulo General, cesaba en su comisión y regresaba a la Provincia por el mes de septiembre (26). Otro hijo de Castilla, el P. Sebastián de Santa Fe, ex-Provincial, era nombrado, el mismo año de 1631, Visitador ds la Provincia de Valencia. No son para contadas las protestas que con tal motivo hubo, ni las personas a quienes se recurrió para que no se llevase a cabo dicha visita: el Nuncio, varios Cardenales, los Superiores de la Or- qen, los otros Provinciales españoles, ctc., alegando que había sido visitada hacía poco tiempo por el P. General; por fin se consiguió la revocación de tal nombramiento el 15 de agosto de 1631 (27). Dos años más tarde, el 13 de mayo de 1633, tenía lusiar el Ca­ pítulo General, al cual asistieron de Castilla, el P. Provincial y los dos Custodios. Pero el cronista, antes de narrar los sucesos que a partir de esa fecha tuvieron lugar en la Provincia, nos describe su estado y resume su historia a partir de la división en las siguientes palabras: «Con grande felicidad había recorrido el largo progreso de tantos años nuestra Provincia, en suma paz, religión, virtud y prudencia de un acertado, prudente y celoso gobierno, todos quietos, todos seguros, to- (23) F. de G ranada , Anales, ms. c., p. 106. (24) Ibid., pp. 105-106.— A . de G ranada , ms. c„ p. 114. (25) Ibid. (26) C£r. V alencina , o. c., II, p. 215.— A . be G ranada , ms. c., p. 115. (27) En el Archivo Prov. de Capuchinos de Valencia, Carpeta G, Legajos 72 y 73> hay abundante documentación sobre el particular.—Cfr. también la carta de los Superiores de Cataluña al P. Vicario General (2 de julio dé 1631) (Archivo de !a Corona de Aragón, Fondos Monacales, Leg. 61, t. 3.°, f. 37).

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