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REORGANIZACIÓN Y GOBIERNO 125 fluencia con su valer; había ingresado en la Orden cuando ya había hecho sus estudios en la Universidad de su ciudad natal. Poco después de la celebración del Capítulo en que fué elegido, se daba principio a la fundación de Valladolid.El difícil papel de llevarla a cabo se encomendó al P. Jerónimo de Salamanca, «santo vie­ jo que era maravilloso en sus cautelas», y que, gracias a ellas, a su mucha prudencia y tesón, salió al cabo con el intento, aunque la po­ sesión no se tomó sino un año más tarde (18). Por otra parte se había dejado sentir notablemente la incomodidad de vida en el convento de Toledo, ya muy ruinoso ydesmantelado, y muy principalmente la insuficiencia de la iglesia, porlo que se deci­ dieron a levantar una nueva, cuya primera piedra se puso el 2 de abril de 1631, oficiando en la ceremonia el P. Provincial (19). Fué en los primeros meses de 1631 cuando los vecinos de Becerril de Campos pedían insistentemente a los Capuchinos la fundación de un convento en aquella villa, alegando ante el Consejo que necesita­ ban buenos predicadores y confesores v asimismo dignos ministros que ayudasen a biaa morir, como eran los Capuchinos (20). Y una prueba más del crédito que iba adquiriendo el hábito, nos io da lo sucedido en Valladolid, en que, apenas llegados allí y aun antes de tomar aquella fundación, ya predicaban con extraordinario éxito la Cuaresma los PP. Juan de Ocaña, Leandro de Murcia y Je­ rónimo de Salamanca (21). Honra muy preclara de la Orden había sido San Lorenzo de Brin­ dis. La fama de sus virtudes y de sus milagros era notoria a todos, y solamente habían pasado cinco años de su muerte, cuando ya se incoaba en 1624 el primer proceso de beatificación; dos años más tarde se hacía el segundo, y en 1630, por comisión del propio P. Provincial, Alejandro de Valencia, dos religiosos de Castilla, los PP. Francisco de Madrid y Francisco de Medina, llevaban a cabo el tercero (22). 3. Entre tanto se iba acercando la fecha de celebración del Ca­ pítulo General, convocado para 1631; pero, a causa de la peste que tan horriblemente dejaba sentir sus estragos en algunas partes de Ita­ lia, particularmente en Milán, se suspendió por entonces. El único que no se enteró de ello fué el P. Francisco de Vera, Custodio de Castilla, ( 18 ) Ibid., f. 34 r.—ED, p. 17 . ( 19 ) Relación de la colocación de la primera piedra (APC, 25 / 00084 ). ( 20 ) Carta del Ayuntamiento al Consejo (1 de febrero de 1631 ) (APC, 35 / 00013 ). ( 21 ) Carta del P. Juan de Ocaña al P. Provincial (Valladolid, 5 de febrero de 1631 / (APC, 28 / 00074 ). ( 22 ) Cfr. Archivo Ibero-Americano, X II ( 1919 ), p. 314 ss., y Archivo Provin­ cial de Capuchinos de Castilla, 12/00030 a 12 / 00033 .— E l P. A jo fr ín , Vida de San Lorenzo, o. c., p. 505 , nos habla de dichos dos procesos de 1624 y 1626 ; desco­ nocemos su contenido y la finalidad. Con toda seguridad que, al igual que los de 1630 , 1677 y 1724 , serían hechos también por Capuchinos castellanos.

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