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REORGANIZACIÓN Y GOBIERNO 123 El 18 de mayo de 1627 cesaba en su cargo para comenzar, un año después, otro de más importancia y responsabilidad y que llenará toda su vida, cual fué el de confesor de la Infanta D.a María de Austria, hermana de Felipe IV, luego Reina de Hungría y más tarde Empera­ triz de Alemania. 2. El sucesor en el provincialato fué el P. Sebastián de Santa Fe. Su gobierno, que duró desde el 18 de mayo de 1627 al 15 de mayo de 1630, fué próspero en acontecimientos. Era natural de Santa Fe de Bogotá, y creemos que antes de tomar el hábito capuchino debió hacer sus estudios en una de las Universi­ dades de Salamanca o Alcalá. El cronista P. Monzón comienza así la narración de su vida: «En­ tre los Prelados que ha tenido esta Provincia en que con tan justa razón podemos poner los ojos, es el P. Fr. Sebastián de Santa Fe» (8). Le llama luego «varón santo y muy espiritual, modesto en su mirar y hablar», recogido, muy amigo de la oración y del estudio. «Tuvo muy buenas y señaladas prendas de predicador; sabía muy bien teología escolástica, acompañada con continua lección de Santos y de Sagrada Escritura. Naturalmente era elocuente: buen lenguaje, sin adornos vanos, muy propio y casto; las razones vivas, fuertes y eficaces, par­ ticularmente en los sermones del Juicio y de los misterios que en la Cuaresma la Iglesia celebra, que, como más morales, apretaba con grande espíritu la doctrina, con que hacía gran fruto» (9). De él refieren hechos maravillosos los historiadores que le conocieron (10). Durante esos años de gobierno se consolidó la fundación de Villa- nueva del Cárdete, no obstante las contradicciones de los Descalzos, y asimismo, a pesar de la que opusieron en contra de la de Segovia, también ésta logró realizarse; pero se dejó en cambio la de Valde- maqueda. Mas lo que tuvo prácticamente más importancia fué la solu­ ción a favor de los Capuchinos del pleito que los Descalzos teman entablado ante el Consejo de Castilla, lo cual dió motivo a que se tra­ zasen definitivamente ias normas que en adelante debían observarse en orden a fundaciones. Cuando ante el Consejo se ventilaba, a mediados de 1628, el men­ cionado pleito, otro quizás de menos importancia pero de mayor honra para el hábito se discutía y se ganaba ante el Consejo de Estado y ante la Junta de Casamiento de la Infanta D. María de Austria. Para los que vivimos en el siglo XX nos parece de muy poco fuste y menos monta lo que aquí se trató, a saber, si el confesor de dicha Infanta ( 8 ) M onzón , ms. c., p. 344 . Su vida la describe en las pp. 344 - 48 . ( 9 ) Ibid., p. 345 . ( 10 ) Ibid., p. 346 .— A nguiano , El Paraíso en el desierto, o. c., pp. 78 - 80 .— Crónicas Capuchinas, Parte quinta, pp. 542 - 45 .

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