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ORGANIZACIÓN US No obstante esas miserias e inevitables deficiencias, conscientes aquellos religiosos de que eran los fundadores de una Provincia, «to­ leraban todas esas cosas con prudencia y silencio». Es más: aquel pri­ mitivo modo de vivir, un tanto excepcional y en extremo riguroso fué aminorándose en el correr de los años, de tal manera que hacia 1630 podía escribir uno de los cronistas: «De estos buenos principios resultó un medio y templanza en los rigores después, que no ahoga a los flacos ni da licencia y mano a los descuidados y perezosos; con que se con­ serva hasta hoy en aquella Provincia [la de Castilla] un medio de per­ fección religiosa, viril y prudente, y resplandece principalmente en la educación de los nuevos» (30). Y así siguió después la Provincia, como tendremos ocasión de ver. Todos esos fervores y vida extremadamente rigurosa no podían por menos de transcender fuera y atraer la admiración de las gentes..Y no era solamente el pueblo sino también la nobleza, a una con el Duque de Lerma y el mismo Felipe III, que en más de una ocasión quiso ser testigo de aquellos rigores en dar la disciplina, en ayunar y hacer otras • penitencias (31). Ni fué menos admiradora de ellos la reina D.a Margarita. Llevada de su devoción al misterio de la Encarnación, había hecho edificar con ese título en la Corte un convento de Religiosas Agustinas, e, im­ pulsad? de esa misma devoción, quiso celebrar dicha fiesta con to’da solemnidad en la capilla de los Capuchinos en el palacio del de Lerma, y luego un octavario en honor de San Antonio. Es más: por indicación suya se dió precisamente a la naciente Provincia el título de la Encar­ nación de las dos Castillas (32), que conservó hasta la exclaustración de 1835, o, por mejor decir, hasta la restauración de la Orden en España en 1877. Por eso los dos sellos oficiales de la Provincia llevaron representada la Anunciación de S. Gabriel a la Santísima Virgen; el mayor tenía, además, en su parte inferior, la imagen de San Francisco con los brazos extendidos, en actitud de recibir los sagrados estigmas. de sandalias, dorm ir sobre las desnudas tablas, etc., deséaban «cam biar de gobierno». Por lo cual el P. Serafín escribió al P. General para que los descontentos pudiesen mudar de provincia. (30) A . d e G ran ada, ms. c., p. 16. (31) F. d e G ran ada, o. c., p. 23. (32) M a te o d e A n g u ia n o, O . F. M . Cap., Parayso en el desierto, donde se pozan espirituales delicias,- y se alivian las penas de los afligidos, constituido én ei devotissimo Santuario del Real Bosque del Pardo..., M adrid, 1713, p. 101.

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