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112 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Valencia, cuyos nombres hemos consignado arriba, los cuales, a ex­ cepción de uno, habían tomado el hábito en 1 6 0 7 (22)- Sin embargo no fueron inmediatamente de su profesión puestos al estudio, sino que debieron pasar antes al llamado Seminario «has­ ta cumplir lo que prescriben nuestras Constituciones a los nuevos, de estar en el Seminario tres años después de la profesión, antes de des­ tinarlos al estudio» (23). Creemos sin embargo que para éstos que vinieron a Castilla, no fueron esos años tan rigurosos. Y por cierto que no deja de causarnos extrañeza lo sucedido en aquellos primeros tiempos, expücable sola­ mente por la penuria de personal, y es el ver cómo esos mismos Co­ ristas, apenas salidos del noviciado y aun quizás en pleno curso de estudios, son destinados a echar los fundamentos de las nuevas fun­ daciones que se van tomando. Tal sucede, por ejemplo, con Fr. Sil­ vestre de Alicante, que en 1611 acompaña al P. Diego de Quiroga a fundar en Toledo, lo mismo que más tarde con Fr. Juan de Ocaña, que acompaña al P. Severo de Lucena, en 1614, al tomarse la funda­ ción de Granada, como arriba hemos indicado. Fácilmente se comprende que en esas idas y venidas ni la forma­ ción ni los estudios pudieran llevarse a cabo con perfección; sin em­ bargo todos ellos brillaron después no sólo con el ejemplo de sus vir­ tudes, sino también por su elegante predicación y enjundiosa doctrina, como tendremos ocasión de hacer notar al hablar del P. Juan de Ocaña. Para que esa formación e instrucción fuese más completa, ade­ cuada y uniforme, un mismo Lector comenzaba el curso de Filosofía y lo proseguía con los mismos estudiantes, y a continuación les leía también Teología, hasta finalizar con ellos totalmente los estudios. Esa misma costumbre, ya con fuerza de ley, se observará no sólo en estos primeros años sino también posteriormente. Por lo demás, nada podemos decir sobre el modo cómo estaban organizados prácticamente los estudios,autores en uso, ni escuelas y doctrinas entonces seguidas por los Lectores. El primero que desempeñó ese cargo en Castilla fué el P. Agustín de Granada, que había venido de la Provincia de Valencia a la fun­ dación de Madrid. Habiendo hecho allí su profesión religiosa en 1604 V sus estudios antes de ordenarse en 1 6 0 9 , con toda seguridad tendría por profesor al P. Victorio de Palermo, muy erudito en las doctrinas ( 22 ) Fueron los siguientes: José de Linares, Antonio de Alicante, Silvestre de Alicante, Lorenzo de Alicante y Baltasar deLérida; el primero recibió el hábito en 1604 , los demás en 1607 .—Cfr. Estadísticageneralde la Seráfica Provincia de los Menores Capuchinos de Valencia , Valencia, 1901 . ( 23 ) Crónicas de la Provincia de Valencia, Parte II, Ms., p. 59 , n.° 100 (Ar­ chivo Prov de los Capuchinos de Valencia). Así lo dice expresamente el cronista hablando del P. Lorenzo de Alicante.

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