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1 0 2 LA PROVINCIA DE FF MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA del Obispo de Zamora y presentaron una petición en ayuntamiento con una carta del Duque Cardenal en que certificaban a esta ciudad tenían licencia de S. M. para fundar convento de su Orden en ella. Y visto por la ciudad el despacho y atendiendo al mucho provecho y ejemplo que se sigue a los lugares donde están, esta ciudad los admitió y dió posesión de la ermita de Nuestra Señora de la Vega, extramuros de esta ciudad. Y pareciendo a la dicha ciudad estaban lejos para gozar del provecho que de tratarlos se sigue, acordó el pedirles se viniesen a la ermita del Señor San Roque, que es a los muros de la ciudad, a donde dicha ciudad los metió y amparó en la posesión de la dicha ermita con mucho contento de los vecinos, sin haber contradicción de persona alguna, religiosa ni seglar, y hasta ahora no han hecho edifi­ cación alguna» (35). Ni se contentó el Ayuntamiento con eso, sino que escribió al Obis­ po de Zamora, haciéndose lenguas de la «vida, doctrina, y ejemplo de ian ejemplares y santos religiosos», pidiéndole al mismo tiempo les favorezca y ampare para que siga adelante la fundación (36). Lo propio hizo más tarde con el Consejo, repitiendo los mismos elogios de los Capuchinos (37). No sabemos el éxito que tuvieron esas alabanzas y recomendacio­ nes; pero sí que, a pesar de la oposición de los Observantes, al fin de cuentas se les impuso silencio, intimándoles no molestasen para nada a los Capuchinos (38). A pesar del entusiasmo con que fueron recibidos, la fábrica del convento tardó mucho tiempo en llevarse a cabo. No sabemos la fecha fija en que se puso la primera piedra; tal vez no diera comienzo la fábrica hasta el provincialato del P. Alejandro de Valencia (1630-1633) (39), o quizás en el primer año de su sucesor, P. Juan de Ocaña, pues en octubre de 1634 es aprobado por la Definición un plano rudimenta­ rio de lo que debía ser dicho convento (40). Lo que sí podemos decir es que dicha obra fué la pesadilla de los Superiores Provinciales, y que para levantarla poco a poco fué necesario echar mano de muchas limos­ nas de la Provincia (41). Gracias a la generosidad de un mercader de sedas e insigne bien- ( 35 ) Acta de los escribanos de Toro, etc., ya citada. ( 36 ) Carta de la ciudad de Toro al Obispo de Zamora (15 de noviembre de 1619 ) (APC, 28 / 00041 ). ( 37 ) Carta de la ciudad de Toro al Consejo (15 de julio de 1620 ) (APC, 28 / 00042 ). ( 38 ) M onzón , ms. c., f. 27 .— Crónicas Capuchinas, Parte cuarta, pp. 344 - 46 . ( 39 ) Por él van firmadas algunas resoluciones sobre la fábrica del convento de Toro (Cfr. Archivo Prov. de los Capuchinos de Castilla, 28 / 00034 ). ( 40 ) Juntamente con el plano del convento se halla otro del cuarto que se habría de levantar al lado paira D. Juan Bravo (APC, 28 / 00043 ). ( 41 ) Cfr. M onzón , ms. c., f. 27 y Crónicas Copuchinas, Parte cuarta, p. 344 - 46 .

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