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88 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA compañero a Fr. Alberto», un hermano lego italiano, que antes había sido echado de la Corte (15). Para mejor conseguir su intento y juntamente le ayudase, el P. Ca­ sal mandó venir a Madrid al P. Diego de Quiroga, quien, después de haber cesado de su cargo de Provincial de Valencia, se había retirado al convento de Murcia (16). Sin que sepamos la causa, la venida del P. Quiroga «alteró los ánimos de algunos y principalmente del P. Fr. Félix de Granada, que actualmente era. Provincial, y en esta ocasión estaba ausente visitando los conventos de Andalucía; así como lo supo, partió al punto para Castilla, como adivinando era mucha persona el P. Fr. Diego para, una vez vuelto a la Provincia, el estado y asiento de sus cosas no padeciesen notable alteración, como no se engañó, así por ser el P. Fr. Diego muy bien afecto a todos como por la grandeza de su talento, prudencia y otras muchas buenas partes que le hacían bien visto y deseado; al con­ trario, el gobierno presente era duro, violento y no encaminado a la blandura, paz y sosiego que nuestro estado pide, übrando en la saga­ cidad de alguna alterada violencia lo que por otros caminos no se podía sustentar, que cayó con facilidad, teniendo con este sujeto con que poder mejorarse el estado de la Provincia pues parece salió a nuevos aires de vida» (17). Por otra parte el carácter del P. Félix de Granada era muy pare­ cido al del P. Bernardino de Quintanar, y por desgracia aquel «era más rígido y menos amable y en extremo desgraciado en la elección de amigos, siendo él finísimo con los que tenía por tales, de lo cual se siguió dar muchas quejas de él al P. General» (18). Efectivamente: fueron muchas las quejas que se levantaron con­ tra él, debidas a su carácter y a su modo de gobernar, como había su­ cedido también con su antecesor el P. Quintanar. De todo eso se en­ teró suficientemente el P. Jacinto de Casal durante los cuatro meses largos que permaneció en Madrid; por eso, regresando a Italia, se encontró de camino con el P. General, Clemente de Noto, «a quien informó bastantemente del estado en que se hallaba la Provincia y del descontento con que todos se hallaban del gobierno presente» (19). Con todo lo cual «el P. General entró sobradamente desazonado en Castilla con los dos Padres Fr. Félix y Fr. Bernardino» (20). (1 5 ) F . d e G r a n a d a , o . c., p. 5 9 .— C fr . ta m b ié n M o n z ó n , m s. c ., f. 6 4 : Venida del P. Fr. Jacinto de Casal a España. (1 6 ) F . d e G r a n a d a , o. c., p . 59.— A . d e G ran atia , p. 7 1 .— C fr . ta m b ié n n u e s ­ tro t r a b a jo : Ei P. Diego de Quiroga diplomático y confesor de reyes (1 5 7 4 -1 6 4 9 ), e n Estudios Franciscanos, 5 0 (1 9 4 9 ), p p . 7 1 -1 0 0 . (1 7 ) M o n z ó n , ibid. (1 8 ) A. d e G r a n a d a , m s. c ., p . 7 1 . (1 9 ) M o n z ó n , m s. c ., f. 6 4 v. ( 20 ) A. d e G r a n a d a , • bid.

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