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GOBIERNO DE CASTILLA S i No paró todo en eso. Una vez que el P. General se ausentó de Castilla, el P. Iluminado cambió radicalmente de conducta, «trocando la fingida mansedumbre de un principio en rigor absoluto y rígido gobierno». Mas justamente el proceder del P. General y luego el carácter insufrible y despótico del P. Comisario, decidieron a algunos Padres a dar la última batalla. Entre todos fué el más arriesgado el P. Juan de Villafranca, quien habló al Duque de Lerma sobre el particular para ver de poner remedio. Pero, enterado de esos pasos el P. Ilumi­ nado, como primera medida desterró al mencionado P. Villafranca a Francia, lo que no se llevó a efecto por haber intervenido el Rey. Fueron sin embargo tales los descontentos, los improcederes, el mal carácter del P. Iluminado y los malos tratos dados a los religio­ sos, y asimismo las quejas que continuamente se daban contra él, que por fin varios religiosos tomaron la decisión de acudir al Rey. Entre otros el propio P. Serafín habló a S. M ., exponiendo lo que pasaba y* suplicándole diese un despacho para que el P. Iluminado marchase de Castilla y se nombrase otro religioso para gobernarla. El Rey no dió de momento ese paso, pero escribió seguidamente al P. General, exponiéndole la situación de los religiosos, y, aunque desconocemos los términos de tal carta, es fácil deducirlo por la que escribió a su embajador en Roma, Cardenal D. Gaspar de Borja, que es de! tenor siguiente: «Don Felipe por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Jerusalcn, de Portugal, de Navarra y de las Indias, etc. Muy Rdo. en Cristo Padre Cardenal. Mi. muy caro y amado ami­ go: El General de los Capuchinos [ha nombrado] Comisario general un religioso italiano que en su gobierno ha procedido de manera que tiene inquietos y muy desconsolados a los religiosos por las sinrazones que ha hecho y hace con ellos [como] particularmente veréis por el me­ morial que va con ésta por la contraposición que siempre hay entre ias naciones extranjeras y los españoles; y siendo esta Religión de tan gran perfección, rigor y aspereza [de vida?], tienen precisa necesidad de ser gobernados por persona a quien conozcan y los conozca y trate de manera que vivan consolados v libres de pasiones, se ocupen en servir a nuestro Señor, y estando de prófximo el Capítujlo general de esta Orden, que se ha de celebrar en esa corte, me ha parecido con esta ocasión escribir a! General envíe orden al dicho Comisario para que vaya con sus compañeros a hallarse en él y [envíe?] su patente a uno de los Definidores que tiene esta provincia de Castilla, para que haga oficio de Comisario hasta que llegue el Capítulo, del cual se envíe orden y mandato para que se puedan celebrar Capítulos en la dicha Provincia y elegir Provincial castellano, pues hay para esto suficiente

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