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LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ARAGÓN 31 él enmudeció, quedó como extático por un breve rato ; mas, recobrada después de un profundísimo suspiro el habla prosiguió : Pero vosotros, carísimos hijos, no temáis ofensa alguna corporal; sólo estad atentos y veréis por el efecto la justa indignación de nuestro Seráfico Padre». «Dicho esto, inmediatamente se partió de aquel lugar. Mas, ¿qué? Pasados pocos días, recibió carta con la noticia que, habiendo ido a una pública procesión los religiosos del sobredicho convento, en aquel tiempo en que estaban todos ausentes, aquel maldito edificio, sin haber dado antes la menor señal de rotura o flaqueza, de improviso se asoló desde lo alto a lo bajo, basta sacar enteramente los fundamentos, que­ dando sólo salva e intacta la iglesia, en la cual resplandecía la seráfica pobreza, como se ha dicho, aún más de lo que debía» 25. Frente a estos autores, el capuchino Lamberto de Zaragoza, sin negar la historicidad del tremendo suceso, sostiene que el caso no su­ cedió en España. Y da la razón: En ninguna de las provincias de Es­ paña hay la más leve mención de este caso; ni el menor vestigio de su ruina ; y era natural que los ecos de un golpe de tanto estruendo per­ maneciesen, o en los archivos de los conventos, o en las memorias de ios religiosos. Por lo que, tomada esta noticia del Proceso Napolitano, y reinando en Nápoles en aque! tiempo e? rey de España, debe atri­ buirse el magnífico convento, y su castigo, no a las provincias de ésta, sino a alguna de las de aquel» 26. A las claras razones del gran historiador aragonés nosotros añadi­ remos tres observaciones : ! .* En apoyo de su relato, el P. Rossi y los que lo han seguido, sólo han logrado contar con el testimonio de Juana Btirgbesa, joven de 20 años, napolitana, que declaró como testigo en el proceso practicado en Nápoles en la causa de beatificación del P. Brindis 71. 2.a En ninguno de los procesos de beatificación instruidos en los tribunales de España se contiene la menor alusión a semejante suceso. 3.a Hubo efectivamente abusos y errores en la edificación de los primeros conventos capuchinos de España, de aquellos conventos pre­ cisamente que san Lorenzo de Brindis contempló con sus ojos en 1603. El Provincial y Definidores de Cataluña van a decirnos en qué consis­ tieron aquellos abusos. En una carta dirigida al P. General y su Defi- nitorio en 1618 los Superiores de Cataluña se expresan de este modo: 25. E l P. C oca leo escribió la V id a del Beato Lorenzo en 1783. 26. ZARAGOZA, C om fen iio histórico... p. 39-40. 27. P roceso N apolitan o, instruido en 1626-1628, fo l. 259 ter y 260.

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