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30 LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA en las piedras muertas, para escarmiento de las vivas, la severa sen tencia del que celaba tanto la observancia de su instituto» 23. El analista, como se ve, ignora en qué convento, en qué provincia y hasta en qué nación ocurrió tan espantable suceso. Casi todos los biógrafos del santo General reproducen la noticia, amplificándola dramáticamente. El P. Rossi nos hace saber que el hecho sucedió en España. No dice en qué convento ; ese detalle no le fué posible averiguar. Lo que, fsjewmbio, averiguó fué el gesto y los ademanes del Santo, y las pala bras textuales que pronunció al decírsele que el religioso por quien había corrido la fábrica del convento babía ya muerto. «Levantó —dice — los ojos al cielo y pronunció estas palabras : «¡ Oh mi Dios, perdona a este pobre religioso, que sin duda no cabe lo que se ha hecho» 24. El P. Buenaventura de Cocaleo O. F. M. Cap. trae también el caso, lo amplifica a su gusto, lo dramatiza, agrava el crimen de los re ligiosos y hace más portentoso el prodigio. Por él sabemos, entre otras cosas, que el suceso ocurrió en España. Oigámosle. «Prosiguiendo (el Santo) su visita por los conventos de España, encontró uno de ellos de fábrica nueva y más suntuoso de lo debido. El terreno que ocupaba era dilatado y divertido; las celdas y las ofi cinas, grandes sobre nuestro modelo y bien adornadas; los claustros anchos y bien dispuestos ; las paredes bruñidas y blanqueadas ; todo, finalmente, el edificio del monasterio respiraba grandeza y riqueza, y sólo se había guardado la seráfica pobreza en la fábrica de la iglesia, tosca y mal ordenada. Aturdido a tal vista el Siervo de Dios, preguntó por el maestro de aquella fábrica y respondiéndole que babía pasado ya a otra vida, púsose a llorar amargamente su culpa ; y llamando en tonces mismo a capítulo toda aquella religiosa familia, reprobó con todo esfuerzo un desorden tan monstruoso, y con dos ríes de lágrimas les mostró la deformidad y el error. Enseguida, revestido de un espíritu superior, alzó más la voz y exclamando dijo: «Conventazo, ya que por tu grandeza no eres decente a estos religiosos, profesores de la más alta pobreza, yo en nombre de Jesucristo, y de su pobrísimo Siervo san Francisco, cuyas veces estoy haciendo, aunque indigno Vicario suyo, te maldigo». «Al rayo de estas voces temblaron todos aquellos pobres religiosos : 23. Anuales Cap., I I I , 338. Quarla parte de las Chronicas, p. 410. 24. Rossi (Angel M. de Voltaggio, O. F . M. Cap.) en su Vida del Santo, lib. I, cap. 10, fo l. 126, escrita en 1710. L o citamos según AjOFRíN, Vida, ed. 1881, p. 101-102.
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