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nunciarlos, causaban una moción santa y fructuosa que conmovía los auditorios con una compunción tierna» l3. El P. Pedro de Fuenterrabía, llamado en el siglo Juan de Sorondo, había ingresado en la Orden el 10 de enero de 1752. Murió en Pam plona el 15 de octubre de 1799, después de haber desempeñado los cargos de Visitador de !a Misión de Maracaibo, de Ministro Provin cial y Guardián del convento de Pamplona. 5. P. Antonio de Corera.—Este religioso, de quien también queda hecha mención, acreditóse como uno de los mejores predicadores de su tiempo. De su laboriosidad apostólica y dotes oratorias el citado P. Cascante se expresa en estos términos: «Su excelente voz, su me moria feliz, su presencia majestuosa, su retiro constante, su conducta siempre ejemplar, y no menos el estudio que hizo de la oratoria sa grada desde joven, el lleno de su doctrina y su conocido celo por la gloria de Dios en la santificación y salvación de las almas le forma ron uno de los predicadores de más y mejor crédito de la provincia y más buscados de los pueblos. Sobre innumerables sermones panegíri cos, predicó con la mayor aceptación las cuaresmas de Cervera, de Puente, de Peralta, de Viana, de Los Arcos, de Valtierra; y por últi mo predicó tres años la cuaresma de la ciudad de Pamplona... Era de un espíritu apostólico, fuerte en la intimación, eficaz y demostrativo en las pruebas, claro en su método, diestro en sus invectivas, hábil y fecundo en su invención, en la disposición retórico sin tacha, fervoroso en sus exclamaciones, seguro en sU3 doctrinas; pero muy medido en su ornato, nimio en la sencillez del lenguaje, y por extremo enemigo de todo lo que sólo sirve para captar la aura popular. Así le oían las gen tes con respeto y con edificación; y así corría su fama por los pueblos, que a competencia le deseaban y le buscaban con empeño» H. Murió el P. Corera en Pamplona en mayo de 1805 a los sesenta y dos años de edad y cuarenta y tres de religión. P. Francisco de Azcoitia.-—El 15 de setiembre de 1767 trocaba el uniforme de teniente de fragata por el de capuchino un joven de veinti nueve años llamado don Manuel María Zabala y Aguirre, hijo de una ilustre casa de Azcoitia. En la religión se le llamó fray Francisco. Terminados sus estudios, comenzó la carrera de predicador, dando claras pruebas de su buen espíritu y celo por la gloria de Dios y bien LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 413 13. CASCANTE, Religiosos ejemplares , p. 175-176. 14. Ib ii., p . 257-258.
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