BCCCAP00000000000000000000154

LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 407 fieles las misiones populares y los ejercicios espirituales. El ministerio de las misiones, tan útil y provechoso para las almas, lo han conside­ rado en todo tiempo los capuchinos como muy propio de su instituto y lo han ejercitado con grande honor. La provincia de Navarra y Cantabria se empleó denodadamente en esta forma de apostolado. El propio fundador de la custodia, P. Bue­ naventura de Aoiz, fue un extraordinario misionero por los pueblos de Aragón y de Navarra. Muchos otros Padres, por aquel tiempo y en épocas subsiguientes, recorren constantemente toda la diócesis de Pam­ plona, sembrando la palabra divina con grande satisfacción de los pre­ lados y notable reforma de los pueblos. A fin de promover con más eficacia esta sarita obra, los capítulos provinciales, a partir de 1697, nombraban dos, cuatro o seis Padres misionistas, los cuales eran en­ viados a los dos distritos de habla castellana y habla vascongada, de que se componía la provincia. A cada uno de los misionistas acompa­ ñaba siempre un Padre doctrinero. Los prelados mostráronse agradecidos y apoyaron con su autoridad a los misioneros. El obispo de Pamplona Don Angel Gutiérrez Vallejo dió una disposición mandando a los curas, abades, párrocos y demás, que reciban a los capuchinos que llegaren a sus parroquias y no les prohíban predicar, aunque sea en días de labor, so pena de excomu­ nión mayor, latae sententiae 2. El Goispo Señor Irigoyen hubo de re­ prender al párroco de Goizueta por no haber dejado predicar los ser­ mones de Purificación, Asunción y Descendimiento a un Padre capu­ chino de Rentería, porque no llevaba las licencias y exhortábale a que no las pidiera cuando los predicadores son conocidos 3. Ignoramos cuál fuese el método seguido por los nuestros en sus misiones. Entre los capuchinos de Navarra echóse de menos un regla­ mento para guía de los misioneros, tanto más cuanto lo tenían la mayor parte de las provincias, por ejemplo las de Cataluña y Castilla 4. A falta de ello, acaso se atuvieron a lo dispuesto por el General Colindres para los Colegios de misioneros establecidos en las demás provincias de España. Conforme a esto, las misiones comenzaban después de To­ dos los Santos. Antes de salir a ellas debían los misioneros hacer diez días de ejercicios espirituales; después irían por el distrito y pueblos 2 . Dada en Los Arcos a 2 0 de noviembre de 1730 (Arch. Prov. Nav.). 3. Cartas al Ayuntamiento y párroco de Goizueta, Pamplona, 31 de mayo de 1772 (Ibid.) 4. Cf. Est. Franc.j 1920, t. X X V , p. 217. ViridartOj p. 49.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz