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LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 399 provincia de Aquitania, hubo de regresar a la suya de Navarra por falta de salud. En 1776 mandáronse circulares a los que estudiaban en Francia convocándolos a la oposición para maestro de estudiantes. Todos los mencionados jóvenes dieron honor a su provincia entre los franceses, señaladamente los Padres Celedonio de Zudaire, misionero más adelante en Maracaibo ; Matías de Cintruénigo, futuro Provincial; y Antonio de Corera, que ganó la oposición para Lector en 1773 y llegó a ser uno de los religiosos más reputados de la provincia por su saber y celo por la observancia religiosa. Hablando del P. Corera, su coetáneo el P. Vicente de Cascante se expresa en estos términos : «Tan religioso y tan aplicado, tan humilde, tan dócil, tan subordinado, tan exacto y puntual en sus deberes, tan fiel a su vocación y tan aplicado, tan cui­ dadoso de su aprovechamiento allí (en l-rancia) como aquí, fué de íos franceses amado como en esta su provincia. Le cupo la suerte de tener por Lector en teología al P. Noyer, sabio y muy religioso francés y por guardián en el convento de Bayona, donde siempre fué su residencia, al célebre P. Ambrosio de Lombez. autor del precioso libro La Pas interior. Ambos le miraron siempre con una particular inclinación por el com­ plejo de cualidades y prendas que veían en él, tanto en lo religioso como en lo racional. Toda la Comunidad de aquel convento, y aún los seglares, ya españoles ya franceses, que concurrían a él, hacían de su persona particular aprecio. Sus modales y urbanidad, su circunspección y su modestia, su regularidad en todo, a todos admiraba. Su juicio y talento le enseñaba la fina política y cautela religiosa que necesitaba, precisado a vivir entre extranjeros ; y así jamás tomaba parte en sus disputas; nunca se metía a criticar sus costumbres, sus estilos, etc.» 19. 6 . El estudio de la teología proporcionaba al estudiante los cono­ cimientos necesarios para el oficio de la predicación ; y, si el Lector, además de las cuestiones escolásticas, enseñaba también las materias morales, como acontecía en la provincia de Navarra, entonces el estu­ diante adquiría además la preparación doctrinal necesaria para la ad­ ministración del sacrameñto de la Penitencia. Sin embargo, el estudio de la teología, como tal, no era indispen­ sable para el futuro confesor, sino únicamente el estudio de la teología moral o Casos de conciencia. El capítulo general de 1633 mandó que en todas las provincias donde se confesaba a seglares se estableciese un 19. C ascante , R eligiosos ejem plares , p. 234-236.

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