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finitorio y de otros religiosos en el refectorio. Así lo practicaron en efecto, entre otros, los Padres Cristóbal de Monreal, Miguel de Torralba, Ildefonso de Cortes, Pedro de Legaría, Gregorio de Villafranca y To más de Tafalla, nombrados Lectores en 1703, 1712, 1717, 1723, 1731, y 1739, respectivamente. En 1747, el Capítulo General recomienda el método del concurso para la provisión de las lectorías. La provincia de Navarra lo introduce el año siguiente de 1748. Léese en el Libro de actas de la provincia: «Para nombrarse Lectores de estos dos (nuevos) cursos concurrieron a exponerse en acto público de refectorio, a son de campana y teja, los Padres Matías de Los Arcos, Angel de Los Arcos y Tomás de Burgui; los cuales, prevenidos tres meses antes por el P. Provincial para que se dispusiesen a esta exposición estudiando cuanto pudiesen de toda la filosofía y principalmente en la distinción formal ex natura reí; en si el' todo físico o metafísico se distingue de sus partes; si un cuerpo puede estar divinitus circunscriplive simal en muchos lugares; y si la esencia y existencia actual se distinguen reciiiter absoluto, cada uno de ellos tuvo en dicho refectorio conclusiones públicas en presencia del Padre Provincial, Padres Definidores y toda la Comunidad, durando dicha conclusión por espacio de dos horas matemáticas, de ocho a diez de la mañana, arguyéndose los tres uno a otro, y respondiendo cada día el substentante a los argumentos que le propusieron así los tres dichos como otros muchos ; y a la tarde fué cada uno en particular exa minado de toda la filosofía por el P. Provincial y Padres Definidores, gastando todo un día en el acto y examen de cada uno» 17. Fueron elegidos Lectores de filosofía los Padres Matías de Los Ar cos y Angel de Los Arcos. Cuatro años más tarde, tras nueva oposición, obtuvo el mismo título el P. Tomás de Burgui. En 1764, en su visita a la provincia de Navarra, el P. Colindres instituye el oficio de Maestro de estudiantes. El Maestro de estudiantes, entrando por concurso, pasa al cabo de siete años a ser Lector. He aquí los motivos de tan importante determinación. «Habiendo conside rado que si los lectores se hacen luego que concluyen los estudios serían demasiadamente jóvenes y no son mirados de sus discípulos con aquel respeto que conviene, fuera de que es moralmente imposible que con los siete años de estudio y del modo que entre nosotros se hace, con tanta ocupación de coro, oficinas y acompañamientos, pueda tenerse por digno LOS CAPUCHINOSDE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 397 17. Catálogo de los Capítulos, p . 322.
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