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3U6 LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA cada día el curso de filosofía o de teología. Para estos repasos o repeti ciones distribúyense los estudiantes de dos en dos o de tres en tres. Los repasos teníanse todos los días dos o tres veces. El primero des pués de comer hasta la hora de silencio; el segundo de cuatro a cinco de la tarde; ambos eran presididos por el P. Maestro de estudiantes. Desde la Cruz de mayo hasta san Buenaventura se tenía otro repaso terminada la hora de cenar hasta el toque de las Ave Marías; a ese repaso asiste el P. Lector. Sabatinas. Todos los sábados, no siendo día festivo, tenía lugar la sabatina. Consistía este ejercicio en una disputa escolar, en la que uno de los estudiantes (defendiente), exponía las tesis o lecciones expli cadas durante la semana y defendíalas contra los argumentos y objecio nes que algunos de sus condiscípulos (argumentantes), señalados por el Padre Lector, oponían contra la verdad de lo explicado y enseñado. Este ejercicio duraba cerca de hora y media y presidíalo el Lector o Maestro alternativamente. En fin, tres veces al año tenían lugar las conclusiones, presididas la primera y tercera por el Lector, y la segunda por el Maestro. Este solemne certamen escolástico se desarrollaba en el refectorio, en pre sencia de la Comunidad, convocada al efecto con doce golpes de cam pana. El acto comenzaba a las nueve de la mañana y duraba dos horas aproximadamente. Argüían el Lector o Maestro recíprocamente, como en las sabatinas, e igualmente los Padres que gustaban argüir; y, a falta de éstos, los estudiantes. 4. Cuidadosa siempre del aprovechamiento de los religiosos jó venes, la Orden capuchina no cesó nunca de pedir, por la voz de sus capítulos y superiores generales, Lectores sólidamente formados y do tados de virtudes y prudencia. Brillaron con estas dotes el P. Policarpo de Peralta, primer Lector de la custodia; los Padres Esteban y Andrés de Tafalla, Bernardo de Pamplona, Juan Antonio de Peralta y Antonio de Cintruénigo, en la segunda mitad del siglo X V I1. En conformidad a lo establecido en el capítulo general de 1667 16, no se hizo Lector ninguno en la provincia sin haber sufrido antes un riguroso examen en presencia del Provincial y Definidores. A partir de 1703 se exige que el Padre propuesto para el empleo de Lector haya de leer de oposición en acto público, en presencia del Provincial y De- 16. C apit. G en. de 1667 ( Analecta, V I I , p. 7 7 ); B u la Farnesiana (Bull. Cap., I , 113, S X ).
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