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nos, en el retiro y soledad de los pueblos, en el culto y divinas alaban­ zas de día y de noche en el coro, en la limpieza y aliño de las iglesias y altares y en la devota celebración de las misas, en la continua y fer­ vorosa oración mental, en el silencio perpetuo, en la extremada modes­ tia y composición del hombre exterior, que era ejemplo de todos; final­ mente, en la rigurosa observancia de la seráfica Regla y Estatutos ge­ nerales, en que era el primero en todo con su ejemplo. Con toda esta perfección, secundando el celo del P. Alarcón, fundó y edificó el espi­ ritual edificio de la Provincia de Menores Capuchinos de Valencia, que se tituló de la Preciosísima Sangre de Cristo» 7. 2. Plantada la Orden en el reino de Valencia y no vislumbrán­ dose todavía la posibilidad de fundar en Castilla, el P. Juan de Alarcón volvió los ojos hacia la noble tierra de Aragón. Ya para entonces el pueblo aragonés había dado a la familia capu­ china hijos muy esclarecidos. Viva estaba todavía entre los religiosos la santa memoria del P. Lorenzo de Huecca (ti 591), el Maesiro de no­ vicios del «Desierto», ya mencionado; acababa de extinguirse en el cielo de la Orden y de la Iglesic. aquel astro luminoso que se llamó Pedro Trigoso de Calatayud (1533-1593) ; todavía los religiosos no se habían consolado de la pérdida del venerable Padre fray Bernardino de Alhama (1593), el verdadero Padre espiritual de la primitiva pro­ vincia capuchina de España. Viv’an todavía otros capuchinos aragoneses, prez de su Religión y de su patria. El P. Ignacio de Monzón vivió ymurió (t 16!4) con gran fama de santidady de milagros. Las Crónicas generales de la Or­ den dedican elogios a la virtud de Fr. Buenaventura de Biel (t 1615), religioso lego s. Estas mismas Crónicas hacen un cumplido elogio del gran Siervo de Dios Fr. Francisco de Daroca (t 1607) 9. En 1608, o poco antes, moría en Zaragoza el P. Francisco de Tobed, sujeto asimismo de ejemplar virtud 10. Entre las figuras de más relieve estaba también por aquel tiempo un individuo aragonés llamado a prestar eminentes servicios a todas las provincias capuchinas de España: el P. Fr. Pedro de Barbastro. Nació este religioso en Barbastro. Llamábase Don Pedro de Zato- 7. Biografía. H ispano-Capuchina, p. 321. 8. Anuales Cap., I I I , 147-148. Quarta parte de las Chronicas, p . 188-189. 9. Annales Cap., I I , p . 783-788. Tercera parte de lasChronicas, p . 509-515. AYNSA, Fundación de la ciudad de Huesca, p . 336 sig s. 10. Annales Cap., I I , 821-822. Tercera parte de las Chronicas, p . 557. LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ARAGÓN 23

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