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«Sería muy útil —añadía-— que las fundaciones de los mismos Motilones quedasen a cargo de los mismos misioneros, eligiendo éstos el sitio o plantaje en donde debieren formarlas, sin dependencia alguna de los comandantes, cabos y sobrestantes» 3S. Sabiendo que el ocio es padre de todos los vicios, las Constitucio­ nes de la Misión exhortan a los misioneros a que lo destierren de los indios, «fomentando en ellos la industria, persuadiéndoles el trabajo, y sobre todo que se dediquen a la agricultura, cuidando de que tenga cada uno su hacienda de plátano, maíz, cacao, caña, según lo permitiere el terreno, poniéndoles también algún ganado, como medio muy pode­ roso para hacerles felices, cautivar su afición con el interés, remedio eficaz para contener su deserción de los pueblos, y lograr así introducir en ellos la policía, con que vengan con el tiempo a ser vasallos útiles al Estado, con ventajas de la Religión, lo cual sin duda reputará el Señor como una cuantiosa limosna hecha a unos pobres indios» 36. A fin de que en los tratos con los indios no hubiera motivo de fraude, mandaban las citadas Constituciones que ningún misionero tuviera her­ mano ni pariente dentro del cuarto grado en las misiones 37. «Todo el país de las actuales misiones — refería en 1790 el P. Espe­ ra— es muy llano, con muchas ciénagas hacia la parte occidental. La primera de estas misiones es Santa Bárbara, fundada a fines del año 1779 y principios del 80, en las orillas del río que baja de Bailadores —río Zulia— , en cuya ribera se encuentran también Santa Cruz, fundada el año siguiente de 1781, y el pueblo de Victoria, que se fundó en 1784» 38. En 1789 los misioneros capuchinos de Navarra, encargados de la reducción de los indios Motilones, tenían ocho pueblos ya formados, a saber: Santa Bárbara, Santa Cruz, San Miguel de Buenavista, La Victoria, San José de las Palmas, San Fernando de Limoncito, Santa Rosa de Mejepe y San Fidel de Apón 30. Además de estos pueblos tenía la Misión el de Nuestra Señora de Belén de Piche, entre los indios coyamos; y el de San Antonio de Punta de Piedras, al Este del lago de Maracaibo. 35. Real Cédula de 22 de mayo de 1783, en L o d a r e s , ob. cit., t. I I , páginas 401-402. 36. Constituciones citadas, cap. 2. 37. Ibid.j cap. 4. 38. Memoria presentada al Real Consejo de Indias en 1790 por el P. José Bernardo de E spera, Procurador de las Misiones de capuchinos de EspaSa. Parte de esa M em oria la publicó el P. O tto Maas, O . F . M ., Sevilla, 1918. 39. Ibid. LOS CAPUCHINOSDE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 387

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