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LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA con la obligación de decirles misa los días de fiesta en los sitios que corresponde, para que la cigan los pasajeros que van en las barcas. Es obra magnífica, que costó muchos millones al abrir el canal. »Llegamos a las ocho de la noche a Castelnaudary, donde el Padre Guardián del convento nos esperaba por aviso que tuvo del P. Pro­ vincial de Tolosa. »Día 29 salimos de Castelnaudary... Llegamos a Carcasona a las cin­ co de la tarde, habiendo comido a mediodía a mitad del camino en una posada, que también suplió el posadero lo que nos faltaba de cuenta del P. Guardián de Castelnaudary. En Carcasona nos trató muy bien el Padre Guardián con regalo y agasajo. El R. P. Provincial nos dió carta para todos los PP. Guardianes de los conventos de nuestro trán­ sito para que nos tratasen bien, y lo hiciesen con nosotros como con su misma persona, y nos diesen todo lo necesario para el camino ; y le dió orden al religioso que nos acompañaba que gastase en las posadas de su cuenta lo que necesitásemos para comer, que él lo satisfaría. A fray Bernardo de Narbona, maestro de la fábrica de la pelairía, le es­ cribió dicho P. Provincial para que nos cortejase y nos diese cuanto necesitásemos; y así se nos ofreció mucho, y nos cortejó bien. Vimos la ciudad, que es muy antigua; está toda murada, y tiene su castillo a lo antiguo, que es bastante fuerte... Hay obispo, aunque la ciudad no es muy grande, ni curiosa. Vimos la catedral, que no es cosa espe­ cial, las fábricas de seda y lana... y la fábrica real, que es una casa magnífica... En el convento está la fábrica de ia pelairía para toda la provincia de Tolosa, que es grande y curiosa, y tienen con mucho aseo los sayales. »Día 1.° de diciembre salimos de Carcasona a las tres de la tarde y llegamos a Treves, que dista una legua de Carcasona, y a la mañana muy temprano salimos de Treves y fuimos al canal, que está algo dis­ tante del lugar; y a las seis partimos en la barca... y llegamos a las seis al hospicio de capuchinos de Sumal, donde hicimos colación y nos ca­ lentamos bien, porque hacía mucho frío. No estaban allí los religiosos, y con eso dormimos en sus celdas, porque la ventera nos dió las llaves del hospicio, a cuya custodia estaban, y allí hallamos lo que necesitába­ mos, y con lo que nosotros llevábamos se dispuso la colación. »Día 3 de diciembre partimos de Sumal a las cuatro de la mañana en la barca, por el mismo canal, y a las doce llegamos a Visiers... »Día 5, a las dos de la tarde, partimos de Visiers por el canal a Agde, y llegamos a las siete y media al convento, que está más de media

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