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3 4 2 LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA plimiento de nuestro oficio y descargo de nuestra conciencia, a hacer, como hacemos, las ordenaciones siguientes:» Sigue una larga serie de ordenaciones acerca: Del culto divino, De los Prelados, De los predicadores y confesores, De la juventud, De los Lectores y Maestros, De la santa pobreza, Otros abusos. El documento termina de este modo: «Confirmamos los Apunta­ mientos de la Provincia en cuanto no sean contrarios o se opongan a estas nuestras Ordenaciones que hacemos especialmente para ella, con el deseo de que florezca en aquella primera observancia y perfección que tuvo, cortando aquellos abusos que la afean y deslustran; y con este mismo deseo y celo esperamos sean recibidas y fielmente obser­ vadas de todos, tanto Superiores como súbditos; y para que no pueda alegarse ignorancia de ellas mandamos que, después de publicadas en nuestra presencia y la de la Comunidad de este convento, el R. P. Pro­ vincial envíe una copia literal de ellas a cada uno de los conventos, firmadas de su mano y selladas con su sello, para que en todos se lean luego que sean recibidas; y después una vez en cada mes hasta el capítulo provincial inmediato; y hecho esto, siempre que se lean las Constituciones con las Ordenaciones generales. ¡>Y dejando a todos la santa bendición en prenda de nuestro pa­ ternal afecto y amor a, la Santa Provincia y a sus individuos, con acuerdo y parecer de la Rvda. Definición, así lo ordenamos y man­ damos, firmamos e hicimos sellar con el sello de nuestro oficio en este convento de Pamplona a 30 de setiembre de 1764.—Fr. Pablo Min. General 1. i.» 1. 7. El 3 de octubre de 1764 el P. Pablo de Colindres y su comi­ tiva y familia salieron del convento de Pamplona para el de Tafalla. Comieron en Barasoain, en casa del Señor Abad, en donde estaba dis­ puesta la comida, que se sacó del convento de Tafalla. A la tarde lle­ garon al convento muy fatigados, y mandó el P. General que a las seis y media se cantasen los Maitines del Padre San Francisco, a los que asistieron el Reverendísimo y los Padres Secretarios, porque a la media noche no les era posible por la mucha fatiga del viaje. El Rvmo. P. Don fray Francisco Morales, Abad del monasterio cisterciense de La Oliva y Vicario General de la Congregación de Ara­ gón y Navarra, había ofrecido su persona y Comunidad y todo su mo­ nasterio para hospedar al General de los capuchinos todo el tiempo que 7. A rch. P ro v . C ap. N a v ., P . G en eral.

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