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La voz que corría cié la virtud y vida apostólica de los capuchinos lie- gados de Italia, llegó también a oídos del P. José de Rocaberti. «Y aunque se bailaba entonces en el convento de la Observancia de Reus, leyendo teología a los frailes, movido de la fama de los capuchinos, se fué a Barcelona con fray Antonio Mochiales, Guardián del mismo convento, para averiguar más de cerca el fundamento de tantas ala banzas como se oían. Fueron allá; hablaron con fray Arcángel ; su pieron del instituto de la Capucha, sus costumbres y constituciones; y habiéndolas considerado con atención, se pasaron sin dilación al guna a los capuchinos» 22. Sucedió esto en el año 1578, cuando la pri mera Comunidad ocupaba todavía la casa de San Gervasio. Predicador popular, tuvo el P. Rocaberti gran fama en toda Cata luña. Fué él, según se cree, el primero de los nuestros que introdujo en España la oración de las Cuarenta Horas. Su predicación conmovía a los pueblos. Experimentóse eso muy señaladamente en la villa de Valls un Viernes Santo. «El fervoroso orador predicó la Pasión del Señor por espacio de cuatro horas, mostrándose tan abrasado de amor de Dios, tan penetrado en las penas del Redentor, que al fin del sermón tomó una corona de espinas, se la puso en la cabeza, y apretándola fuertemente, empezó luego a correr la sangre por la frente y por las mejillas, y, bajando del púlpito con un fervor extraordinario se abrazó con una cruz que estaba enfrente, la cual arrancó de su lugar y se la cargó a cuestas. Con esto se vió entonces en aquella iglesia una procesión la más triste y dolorosa de cuantas se pueden hacer. Iba el predicador delante con aquella cruz y con la corona de espinas en la cabeza, pre dicando continuamente; le seguían infinitas gentes llorando, y de este modo anduvieron toda la iglesia hasta llegar al monumento» 23. Resca táronse del pecado en semejante ocasión muchísimas almas. Murió este Padre con fama de santidad el año 1584. 7. A partir de 1583 se interrumpe casi por completo, por es pacio de trece años, el período de las fundaciones. Este fenómeno tiene su explicación en los sucesos que por aquellos días se desarrollan en la familia de los Menores de la Observancia. Hallábase establecido en esa Orden que los capítulos de cada pro vincia instituyesen eremitorios o conventos de retiro o recolección. LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ARAGÓN 15 22. Anuales Cap., ad an. 1584, p. 158. Segunda -parte de las Chronicas, p. 515. 23. Biografía Hispano-Capuchina, p. 11.
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