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.104 LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA D E NAVARRA Y CANTABRIA de Labiano y algunos pocos vecinos de la misma villa, pretendiendo fuese de religiosos del Carmen de la antigua Observancia. El convento de carmelitas calzados de Pamplona se adhirió a lo pedido por el citado Desde aquel momento, a 30 de octubre del mismo año 1731, pusie ron los nuestros hospicio de tres religiosos en el barrio de Alzate, en la casa y huerta de Francisco Legarrea, gran bienhechor de los capu chinos, cedidas para este efecto. Los Padres carmelitas pusieron tam bién hospicio de otros tres religiosos, obra que después ampliaron, fabricando una como basílica con coro alto y habitación para sus re ligiosos. «Continuándose dicha causa falleció el Iltmo. Sr. Obispo Don Mel chor Angel con muerte dichosa, como había vivido, dejando su diócesis y la ciudad de Pamplona toda dolorida y llorosa con su muerte, como llena de la memoria y de las fragancias de las singularísimas prendas de agrado, afabilidad y doctrina con que Dios le dotó, juntas con su piedad innata y virtudes muy relevantes con que resplandeció hasta que le acabó la vida, y a nosotros los capuchinos nos dejó sumamente obligados por lo mucho que nos atendió en ésta y en la fundación de Lerín, y nos favoreció y trató siempre con singulares demostraciones de su agrado y benignidad. Y, si hubiera vivido algo más, sin duda hubiera terminando muy luego esta causa a nuestro favor, como lo deseaba» l8. Pendiente, pues, la causa de esta fundación en el tribunal ecle siástico del obispado de Pamplona, sucedió en la dignidad episcopal, y también en la devoción a los capuchinos, el Iltmo. Don Francisco Añoa y Busto, natural de la ciudad de Viana, el cual mandó proseguir la causa hasta la sentencia definitiva. La sentencia se pronunció a 29 de mayo de 1738, concediendo licencia y facultad a los capuchinos para la fundación que pretendían y declarando no haber lugar a la contra dicción y demás pedido por las partes contrarias. De la sentencia del Ordinario de Pamplona se apeló por los con trarios a la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares, donde pro siguieron la causa con el mayor empeño. «Nuestra gran felicidad —ad vierte el cronista— consistió en que por el mismo tiempo se celebró en Roma nuestro capítulo general, y con la elección tan gloriosa para esta provincia de N. M. R. P. Provincial fray Celedonio de Calahorra, que asistió al capítulo y fué elegido en cuarto definidor general. Fué pre ciso detenerse a residir en Roma, y en medio de las gravísimas ocupa ciones de su ministerio nunca perdió de vista esta causa, prosiguiendo 18. Ib id .j p . 281 s.
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