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rrayoz y Garzain, influidos así del secretario del valle, Tomás de Eche- verz, como de los Padres observantes de Pamplona, apelaron de lo proveído por el Diocesano ante el tribunal de la Nunciatura. El Señor Nuncio confirmó en todo y por todo la sentencia del Señor Obispo de Pamplona. De esta segunda sentencia se interpuso apelación en nombre del Valle. Sustancióse ésta ante don Esteban González de Mena, Juez in Curia. Este, el 24 de marzo de 1733, pronunció sentencia revocando las dos que precedían a favor de la fundación, y denegando por entonces la pretendida licencia ; declarando en cambio deberse mantener el hospicio de capuchinos de Elizondo en la forma y modo en que se hallaba. De esta sentencia apelaron los capuchinos, por denegárseles la li­ cencia de fundar; y apeló asimismo el Valle, por declarar se debía man­ tener el hospicio. A resultas de ello, obtuvieron las partes diversos res­ criptos, cometidos a diferentes Jueces in Curia. Por haberse los Jueces recusado recíprocamente, y por haberse tomado a mano real el rescrip­ to que últimamente se impetró por el Valle, no tuvo la causa ulterior progreso. Así quedaron las cosas por el momento. 3. El día 2 de abril de 1730, hallándose los vecinos de la villa de Lerín en concejo, determinaron por auto público que en la basílica de Nuestra Señora de la Blanca, extramuros de la población, se erigiese y fundase hospicio de capuchinos para aumentar por este medio el pasto de las almas. Semejante ofrecimiento merecía se le tomase en consideración. Le­ rín, cabeza del condado de su nombre, era una de las principales villas del viejo reino navarro. Tenía una población de más de cuatro mil ha­ bitantes y una sola parroquia con su suntuosa iglesia, y no existía en ella ninguna casa de religiosos. El Provincial, P. Cristóbal de Monreal, informado de aquella re­ solución, trasladóse a Lerín, haciéndose acompañar por dos definidores, los Padres Celedonio de Calahorra y Miguel de Torralba. Tuvo prime­ ro varias entrevistas con el alcalde, regidores y principales sujetos de la villa. A los pocos días, 9 de mayo del mismo año, juntóse con la so­ lemnidad acostumbrada el concejo pleno de todos los vecinos, en el que se hallaron también presentes el Sr. Vicario y dos beneficiados, en representación del Cabildo eclesiástico de la parroquial del lugar. En la asamblea propuso el alcalde que en lugar de hospicio se fun­ dase un convento formal de capuchinos en la basílica de la Blanca, dan­ do la Villa el terreno necesario para casa habitación de los religiosos. i o s CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 2 9 8

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